Gaby Jacoba ha sido el alma del Festival Internacional de Cine Católico (FICC). Lo ha hecho con tesón y con una constancia que ni siquiera la pandemia del covid-19 pudo derribar. Al principio, pocos creían en este proyecto. Como suele suceder, la mayor parte de los que no hacen nada por la evangelización de los pueblos, le encontraron mil trabas.
Poco a poco, con películas importantes dedicadas a la Virgen de Fátima, al Sagrado Corazón de Jesús o a San José, el papa San Juan Pablo Segundo o el Padre Pío, se ha ido consolidando entre la comunidad católica de todo el continente americano (excepción hecha de Canadá).
Por la relevancia del noveno aniversario y por conocer los planes que tiene en puerta, Aleteia ha querido conversar con Gaby Jacoba, directora del FICC.
¿Cómo nació esta idea y qué pretendían en un principio?
El Festival Internacional de Cine Católico nació hace nueve años. En ese momento estaba sirviendo como voluntaria en un programa de Radio María, y un productor de cine me pidió si lo ayudaba a darle difusión a una película, porque Cinemark le había dado tres funciones privadas para exhibir una película de la Virgen. Cuando yo lo apoyo y soy parte del estreno, en aquel entonces la salas eran de 300 butacas, me impactó que en cuanto se acabó la película, todas las personas que la vieron de alguna u otra manera fueron tocados por el Espíritu Santo en diferentes áreas, ya sea espiritualmente, otras con ganas de iniciar un rosario, de confesarse, de asistir a la Santa Misa, de ir a un Santuario Mariano.
Me impactó la fuerza que tuvo evangelizar a través del cine, y simultáneamente con tanta gente a nivel masivo. Ahí me surgió ese anhelo de que a través del cine, se puede evangelizar, llevar el amor de Dios y la esperanza. Pensé “Si esto pasó en una sola sala, imagínate tener un estreno nacional”, porque así puedes llevar el mensaje a muchos países y ciudades en diferentes horarios; con una sola película tocar el corazón y evangelizar. En oración, frente al Santísimo, sentí el llamado a esta misión de evangelizar a través del cine católico y de abrir un segmento dentro de la industria del cine.
¿Cuáles son las tres películas de mayor éxito y por qué crees tú que lo tuvieron?
Realmente hay muchas películas o en su mayoría, gracias a Dios han sido de mucho éxito, es difícil elegir pero hay unas que han sido muy fuertes. La primera fue “Fátima, El Último Misterio” sobre todo porque fue de las primeras películas católicas de la Virgen que se pudieron poner en cartelera nacional, tanto en México como en Latinoamérica. Es un gran trabajo de Goya Producciones, dirigida por Andrés Garrigó. También coincidió que se estaban cumpliendo cien años de las apariciones de la Virgen de Fátima.
También se estrenó la película “El Misterio del Padre Pío”, la cual fue algo muy impactante, donde pudimos ver como el Padre Pío ha tocado tantas vidas y corazones; intercedido por tantos milagros. Hubo muchos testimonios, las funciones se agotaron días antes de su estreno en el primer fin de semana.
Otra que ha sido muy impactante fue la película “Corazón Ardiente”, que es la película del Sagrado Corazón de Jesús. Fue increíble el estreno porque hay tanta gente devota al Sagrado Corazón, tiene un contenido hermoso, el soundtrack, los actores, la actriz Karyme Lozano y también una producción de Goya Producciones.
¿Hay algunas de estreno reciente?
Son “Medjugorje”, “Tierra Santa, El Último Peregrino”, “Corazón de Padre” o “Wojtyla”. En estas que te menciono, vimos un fervor, un amor y movilización en las personas, sus corazones, comunidades y países.
Algo muy importante: ¿qué obstáculos has encontrado en el camino del FICC?
Nosotros le llamamos “asuntos por resolver”. Realmente Dios nos ha cuidado, protegido y guiado, y la Santísima Virgen siempre nos ha abierto los caminos. Al principio mucha gente me decía “Gaby, esto es imposible, no hay movimiento en el cine católico; es más, no existe el cine católico.” Y yo pensaba: “Pues si no existe, vamos a hacerlo.”.
Cada tiempo y cada etapa ha sido diferente, pero creo que lo más difícil ha sido al principio; tener la confianza de las cadenas de que el cine católico podía llenar salas aunque no fuera una de las producciones de Hollywood con gran presupuesto. Teníamos que convencerlos que, aunque fuera una producción sencilla, sí podían llenar las salas de cine. Fuimos conquistando país por país, demostrando que se podía lograr y que las cadenas de cine confiaran y quisieran tener este contenido en sus salas junto con las grandes producciones.
¿Cuánto te llevó hacerlo?
Fue un proceso de aproximadamente tres o cuatro años. Otro tema fue que la gente confiara en que en el cine había contenido cien por ciento católico y que pudiera ser un instrumento de evangelización. Poco a poco las comunidades, grupos y movimientos se iban dando cuenta de cómo una película, con una doctrina correcta, puede ser un medio de evangelización muy fuerte para las familias, jóvenes y el público general.
¿Qué camino va a seguir el Festival? ¿Hay alguna sorpresa?
Cada año, cada camino, cada país y cada película han sido un sueño que Dios nos ha permitido lograr. Hay un trabajo tremendo, horas de dedicación completa todos los días, para así lograr lo que hasta ahora, para Gloria De Dios, se ha hecho. Tenemos también el sueño de llegar a Canadá y de estar en todo el continente americano. Seguir expandiendo la evangelización a través del cine católico; llegar a muchos corazones y personas para transformar y tocar vidas.
Lo que viene próximamente --llevamos trabajando dos años-- es abrir una casa productora. Si Dios lo permite, este año empieza a concretarse la idea. Hay muchas historias que contar, santos que hay que dar a conocer y evangelizar a través del cine. Estamos en alianza con diferentes productores para poder abrir esta casa cien por ciento dedicada al cine católico.
¿Cómo se va a llamar?
“Ave María Films”. Otro proyecto son los “Ave María Awards” y continuar creciendo esta familia, porque realmente Dios nos ha dado una familia con el Festival Internacional de Cine Católico. Queremos seguir marcando corazones con el amor de Dios con todo este movimiento; que las personas vivan la experiencia de un Dios vivo dentro de la esperanza y la alegría del amor.