El cardenal Krajewski sigue al pie de la letra el encargo recibido por el Papa Francisco: ayudar a la gente y que sientan la cercanía del Papa y de toda la Iglesia. Es la cuarta vez que va a suelo ucraniano. En esta ocasión llegó a Odesha y en Zaporizhia, previo paso de llegar a Kharkiv, ocurrió el tiroteo.
“Junto a dos obispos, uno católico y otro protestante, y acompañado por un soldado, que cargó su minibús con provisiones y se dirigió a donde "aparte de los soldados, ya no entra nadie" porque los combates son cada vez más intensos. Allí es donde la gente está más necesitada y espera una mano amiga, ayuda y alimentos”, explica Vatican News.
No sabía hacia donde correr
Al llegar allí y en la segunda de las paradas el cardenal Krajewski y su grupo fueron recibidos a tiros. Huyeron para ponerse a salvo: "Por primera vez en mi vida no sabía hacia dónde correr... porque no basta con correr, hay que saber dónde".
Dice el Limosnero Apostólico en Ucrania que todo terminó saliendo bien. La ayuda llegó e incluo los rosarios bendecidos por el Papa fueron entregados al pueblo Ucraniano.
En este día tan especial, en el que además se cumplen 9 de años del encargo del Papa, el cardenal Krajewski ha vivido en sus carnes una guerra, cómo el mismo califica: “sin piedad”. “Faltan lágrimas y faltan palabras", explica, a lo que reitera: "sólo se puede rezar" y repetir: "¡Jesús confío en ti!".
Así fue como vive toda esta situación, en estos años el Limosnero Apostólico
Durante el Viernes Santos reflexionaba ante tanto dolor: "El cardenal Krajewski reconoce que este día despertó en él “amargura” y “sufrimiento”. “Después del Viernes Santo… Lo sé, lo sé: habrá Domingo de Resurrección”, dice, esperando que Dios pueda explicar el horror de esta guerra “con su amor”.