Alarma en padres y docentes. Niños, teléfonos móviles y retos en Internet. Es una combinación peligrosa que se extiende con mucha rapidez. El muñeco Huggy Wuggy se hizo famoso hace menos de un año. Es una especie de mascota azul, fea, de dientes afilados. Se ha hecho tan famoso que es fácil encontrar hasta peluches de este muñeco destinado a los más pequeños. Pero su hábitat en los videojuegos no puede ser más diferente.
Juego de terror y retos virales
Se trata de un juego de terror en el que tienes que escapar de él a lo largo de las partidas, con puzles como elemento fundamental del juego. Al principio el muñeco tiene un aspecto inocente, pero luego va mutando hasta convertirse en algo terrorífico. Si no has resuelto el puzzle, te abraza hasta asfixiarte (virtualmente hablando).
En esa temática no hay nada que invite a las autolesiones. El problema surge con las copias, que aprovechan la popularidad del videojuego e introducen otras temáticas que escapan del control de los creadores originales.
Es ahí, en esos vídeos publicados en distintas plataformas, donde se encontraron invitaciones a autolesionarse y otras conductas de riesgo. Siempre con el fenómeno de los retos, que tanto gusta entre los niños. Y lo tienen al alcance del celular.
En el caso de este colegio de Montevideo, siete niños de sexto seguían el reto de desarmar un sacapuntas y cortarse con el filo del mismo. Fueron descubiertos por una profesora, que intervino rápidamente y llamó a emergencias. Dos necesitaron ser hospitalizados por la gravedad de los cortes.
La atracción de los niños por los retos
Los expertos alertan de la cada vez más temprana edad de los niños para acceder a redes sociales y videojuegos. Eso les expone. Como afirma el psicólogo educativo Jesús Ramírez, "es normal que se dejen influenciar por cualquier tipo de reto y cuanto más peligroso, les suele parecer más atractivo".
Victoria Noguerol, psicóloga, añade que los niños son especialmente vulnerables a estos retos "porque la infancia y adolescencia es una etapa de máxima indefensión y muy fácil engancharse a estas pruebas por la dependencia afectiva del grupo".
David Ruipérez, periodista y autor del libro Mi Vida por un Like, recuerda que el fenómeno de los retos no es nuevo, no es algo exclusivo de las redes sociales, y que "los niños siempre han hecho tonterías, siempre han hecho retos y quien no los hacía era un cobarde".
La diferencia para Ruipérez es que antes estos retos se producían en círculos más cercanos, más pequeños. Ahora, "al ser digitales, se viralizan y están más cerca de todos los niños". El problema está en que niños y adolescentes "aún no han desarrollado la capacidad de autocontrol" – dice Victoria Noguerol.
¿Cómo detectar si nuestro hijo está "enganchado"?
"Ese sí que es un gran reto, porque lo normal es que nunca lleguen a enterarse ni ellos, ni los profesores del colegio", lamenta Jesús Ramírez.
Para intentar detectarlo, David Ruipérez recomienda a padres y profesores "que estén atentos a lo que se cuece en las redes sociales. Hablarlo con los hijos, para que cuando lleguen estén prevenidos. Lo que han sembrado antes los padres y educadores es lo que va a permitir al niño decir sí o no".
En ese diálogo, Victoria Noguerol recomienda "cercanía y ver cómo ellos responden: si te miran a los ojos y te mantienen una conversación relajada, si dan respuesta a los que estás preguntando… o por el contrario si están nerviosos, inquietos, si se enfadan o no quieren hablar".
También propone estar atentos a si hay trastornos de sueño, irritabilidad, agresividad en el comportamiento del niño. Si así consiguen descubrir esta dependencia de nuestros hijos o alumnos a los retos peligrosos, Jesús Ramírez recomienda "acudir a un especialista lo antes posible. El diálogo suele ser más efectivo que el castigo". Aunque reconoce que no será labor sencilla si realmente está enganchado que el niño abandone su mal hábito.