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Las mujeres que cuidan el legado de su abuelo, el primer catequista de Isla de Pascua (Rapa Nui)

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Ingrid Saavedra T. - Aleteia Chile - publicado el 12/10/22
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Dos mujeres Rapa Nui se convirtieron en el centro de atención de la «Tercera Asamblea Nacional Eclesial» celebrada en Chile. La palabra en Aleteia de la bisnieta y tataranieta del primer catequista católico que tuvo la Isla de Pascua

Cerca de 700 personas de diferentes partes de Chile, se reunieron en el gran encuentro organizado por la Iglesia católica, efectuado entre el 7 y el 9 de octubre en Santiago. Sin embargo, fueron dos las mujeres que destacaron entre la multitud por su singularidad, simpatía y por venir de un lugar que sigue siendo lejano para gran parte de los chilenos.

«Vayan a la Isla, los esperamos», repetían incansablemente a todos los que se les acercaban a saludar y pedir una foto, Nelly Manutomatoma Pakarati y su hija menor, Meatea Tuki Manutomatoma, quienes viajaron al continente para participar por primera vez de un evento de esta magnitud, como miembros de la delegación diocesana de Valparaíso.

Madre e hija son catequistas y tienen una historia de vida ligada a la iglesia de la Santa Cruz,  donde en los últimos años han acompañado la labor del único párroco de la Isla, el padre Bernardo Astudillo.

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Un linaje de fe

«Mi bisabuelo fue Nicolás Pakarati Urepotahi, quien fue llevado a Tahití por un misionero católico que lo preparó como catequista y cuando regresó a la Isla, se hizo cargo de la Iglesia porque no había sacerdote y se mantuvo en ese rol hasta su muerte», relata Nelly, refiriéndose a quien fuera jefe de la Iglesia católica de Hanga Roa, entre 1888 y 1927.

La Isla de Pascua, pertenece a la Región de Valparaíso y se ubica en la Polinesia, en medio del océano Pacífico  a 3.700 km del continente. Tiene cerca de 8.000 habitantes y la fe católica se vive desde la llegada del primer misionero en 1864. 

En efecto, la historia da cuenta de la llegada de misioneros enviados por la iglesia de Francia, que se encontraban instalados en la isla polinésica  (colonia francesa), fueron éstos los que llevaron a un grupo de rapa nui hasta Tahiti, donde en 1882 se abrió una  escuela católica de catequistas en Ha’apiti, lugar donde se preparó a Pakarati.

Transmisión de la fe por generaciones 

A sus 68 años, Nelly ha tenido un hermoso camino junto a la Iglesia, cumpliendo el rol de catequista y ministro de la Eucaristía por medio siglo. «Ahora estoy apoyando al padre, participo del coro, de las celebraciones, lo acompaño a llevar la fe a la comunidad, procurando que cada día realice mejor su labor», comenta.

Esta madre de tres hijas, recuerda los hitos que fueron marcando su camino de servicio en la fe católica. 

«Fui criada por mis abuelos, ya que mis padres se separaron y nos abandonaron en la Isla cuando era muy pequeña. Entonces fue en esa casa que yo escuchaba hablar que había un  `Atua’,  ‘Dios’,  en rapanui. Crecí con un gran testimonio de vida, veía a mis abuelos ir a la iglesia, participar de la misa y fue así como me transmitieron la fe», recuerda Nelly.  

«Con el paso de los años,  esa semilla fue creciendo y cuando me hice joven tuve más interés por acercarme a Dios, quería conocer a esa persona de la que hablaban mis abuelos, que estaba arriba, pero que no se ve. Quedé  esperando a mi primera hija a los 17 años y ahí reafirmé mi fe en Dios, porque decidí protegerla. Cuando uno conoce a Jesús, todo cambia y ve la vida  en plenitud».  

La transmisión de la fe, se ha dado históricamente en el linaje «Parakati», así da cuenta la hija menor de Nelly, Meatea, también catequista, quien comparte su testimonio:

«Para mí Dios es un tesoro. Toda mi vida la he vivido en la Iglesia. Agradezco haber nacido en mi familia y tener a mi madre conmigo, que siempre me inculcó el camino de la fe. Desde pequeña, ella me llevaba cuando apoyaba en la limpieza y me acostaba a dormir debajo del altar, era un lugar de mucha paz para mí.  Hasta hoy mantengo ese recuerdo y lo revivo cada vez que voy a la Iglesia».

La mujer en la Iglesia pascuence

La invitación que recibieron por parte del obispo de Valparaíso, monseñor Jorge Vega, para participar de la Asamblea, fue recibida con sorpresa y tomada como una bendición de Dios por madre e hija.

Uno de los temas tratados por los asistentes del encuentro nacional fue el «Rol de la mujer en la Iglesia». Sobre este punto Nelly expresa enfática: «Abrazo a mi párroco, porque veo que nosotros hemos podido avanzar mucho más que la Iglesia del continente, a pesar de la distancia. Se pide la integración de las mujeres, que se involucren, cuando eso es algo que en la Isla hacemos desde siempre, hay solo un hombre en la Iglesia».  

A lo que Meatea agrega: «Nosotras las mujeres tenemos que empoderarnos más y ver nuestro rol en la iglesia como una bendición, es un desafío que debemos seguir por medio de la fe».  

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Casa por casa evangelizando

Otro tema tratado en el encuentro fue el sacar la Iglesia a la calle, salir a la periferia, sobre lo que Nelly comenta:  «Eso es algo que practicamos a diario en la Isla, vamos casa por casa evangelizando, llevando la palabra de Dios a la comunidad. Nosotros no recibimos una preparación especial, como en el continente, la fe se transmite de generación en generación. Tenemos ritos importantes, como los "curantos", que compartimos todos en comunidad y que nos reafirman en la fe».

Sobre esto su hija agrega: «Nosotros vivimos la fe con fervor y eso se nota en nuestras misas, en los cantos, no tenemos una estructura rígida en lo pastoral, sin embargo, estamos para ayudar al hermano y de esa manera vivimos nuestra vida». 

Al término del encuentro, las representantes del «ombligo del mundo» coincidieron en señalar que su fuerza proviene de Dios, que han realizado un servicio con amor y que lo seguirán haciendo, transmitiendo la fe a su descendencia, tal como ha sido en su linaje por 134 años.

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