En España se concentra una tercera parte de la vida contemplativa del mundo, y es el primer país con mayor número de monasterios y conventos de monjas y monjes en su territorio: 751 monasterios de clausura, con 8.731 religiosos.
En pleno proceso de secularización, muchas de estas comunidades afrontan en ocasiones complicadas dificultades económicas.
Para responder a ellas, nace en 2006 el proyecto de ayudar a las comunidades monásticas, en el seno de la Fundación Summa Humanitate. A partir de entonces, el apoyo prestado a las comunidades monásticas se incrementó notablemente, cada año, hasta el punto de que en 2014 se constituyó en fundación independiente, conformando la Fundación DeClausura, con personalidad jurídica propia.
Objetivos
Esta fundación, entidad sin ánimo de lucro, surgida del compromiso de laicos católicos de diferentes sensibilidades, se está convirtiendo en «una ventana a la vida contemplativa dando a conocer la belleza de esta silenciosa realidad de la Iglesia».
No sólo quiere visibilizar la vida de la clausura, sino también «contribuir al sostenimiento de los monasterios y conventos, apoyándoles en la comercialización de sus productos». Y también les apoya «en cualesquiera otras necesidades que puedan tener, canalizando apoyo técnico voluntario o donaciones de particulares y empresas».
Y además, busca «trasladar a las comunidades de vida contemplativas las peticiones de oración de particulares». En este contexto, junto a Aleteia ha creado una red de oración de 550 monasterios, con alcance mundial.
Ayuda
Un informe recién publicado en el blog de la página de la Fundación DeClausura revela detalles sobre la manera en la que los voluntarios de la institución ofrecen su apoyo a los monasterios
«Saber si están bien o, si por el contrario, necesitan alguna ayuda, representa una de nuestras actividades principales – reconocen los miembros de la Fundación DeClausura –. Para ello hemos desarrollado un sistema de acompañamiento y orientación a las comunidades».
«Las razones son evidentes – aclaran –: intentar cubrir cualquiera de sus necesidades no económicas, sean de tipo jurídico, vocacional, de asesoramiento, de gestión, etc.».
Por otro lado, cuando ayudan con el envío de donativos, saben que, en la mayoría de los casos, «no llegamos a cubrir por completo todas las necesidades económicas, por lo que el acompañamiento y la orientación permiten compensar la falta de más medios».
Apoyar en la comercialización de sus productos
Una manera eficaz de ayudar a la economía de los monasterios es potenciar la comercialización de sus productos. Por este motivo, la Fundación DeClausura ha creado el Torno online.
La Fundación realiza diariamente actividades de apoyo a este e-commerce, de orientación y asesoramiento a los conventos y monasterios para optimizar la comercialización de sus productos, para diversificar su oferta y aumentar las ventas; además de generar más canales de distribución o de buscar la excelencia como una forma de diferenciación de su actividad productiva.
Mejora energética
En tiempos en los que la factura de la luz se ha disparado, la Fundación DeClausura apoya a los monasterios con asistencia para lograr la optimización energética.
Esta labor la realiza gracias a la ayuda en la revisión de contratos y suministros de energía, que en ocasiones, en antiguos conventos y monasterios, pueden ser desproporcionados.
La Fundación les ayuda a encontrar alternativas de mejora energética que permitan un mayor autoabastecimiento, más independencia y eficiencia energética. Con este fin han realizado estudios para analizar las posibilidades de implantación de energías renovables, y de acceder a subvenciones y ayudas públicas.
Formación a distancia
Por otra parte, a través el Aula DeClausura, la fundación ofrece a las contemplativas y contemplativos formación específica sobre aspectos clave para el sostenimiento de sus monasterios y conventos.
A través de una sencilla plataforma educativa online, recién lanzada, profesionales voluntarios de distintas áreas de competencia transmiten parte de su formación y experiencia con videotutoriales y otros materiales didácticos, pensados específicamente para las monjas y los monjes. Por ejemplo, sobre gestión económica o cuestiones jurídicas.
Este programa formativo ha sido diseñado para dar respuesta a los desafíos y preocupaciones expresadas por las comunidades a través de una encuesta enviada por la Fundación el pasado mes de enero a más de 500 monasterios y conventos.
Tan solo las comunidades monásticas tienen acceso a los contenidos del Aula de Clausura diseñados exclusivamente para ellas.
Atención a los mayores
Ante las necesidades que experimentan los monjes y monjas contemplativos de avanzada edad, la Fundación ofrece a las comunidades orientación para realizar las gestiones con la Administración pública y la tramitación del reconocimiento de dependencia y las ayudas asociadas.
Promoción de las vocaciones
La Fundación también apoya iniciativas que promueven visitas y encuentros vocacionales en monasterios.
Colabora con las órdenes para dar a conocer su carisma y estilo de vida a través de distintos medios de comunicación, como Aleteia, y la producción de documentales, como el recientemente publicado en el canal de YouTube sobre las monjas cartujas.
Seguimiento
Todo ello va unido a actuaciones diarias de acompañamiento, que permiten saber cuál es la situación concreta de los monasterios y cómo evoluciona.
Este seguimiento tan estrecho permite también hacer un seguimiento de las donaciones, que recibe la Fundación. En particular, dedica buena parte de sus esfuerzos a comprobar el estado en que se encuentran los monasterios, y los problemas y dificultades a las que tienen que hacer frente.
Las necesidades de los conventos y monasterios son muy variadas. Presentamos algunas de las más comunes:
- Dificultades económicas para afrontar gastos (normalmente por falta de ingresos).
- Falta de trabajo, por escasez de ventas y pedidos.
- Problemas de manutención. Es habitual que no les lleguen alimentos del banco de alimentos o sean estos escasos.
- No pueden asumir gastos extraordinarios de grandes arreglos y reparaciones en el inmueble, como son, por ejemplo, los de tejados y cubiertas.
- Humedades en muros, paredes y techo, por filtraciones de agua o por falta de canalizaciones adecuadas que generan absorción por capilaridad.
- Termitas en zonas de madera.
- No pueden asumir gastos de sustitución o recambio de máquinas por obsolescencia o rotura.
- Dificultades en la resolución de incidencias con las administraciones públicas o con empresas.