Emoción, solidaridad, fe y alegría de la Argentina campeona del mundo

Una copa muy esperada, para Argentina, después de 36 años, y llegó cuando tenía que ser.

Argentina, se vistió de celeste y blanco como su bandera, y dio vuelta el mundo, no solo por los argentinos residentes en otros países sino también porque era la favorita incluso de algunos países lejanos, entre ellos Bangladesh.

Pablo Giralt, periodista y relator deportivo, no pudo contener las lágrimas de emoción después del último penal que daba el título mundial a su país en Qatar 2022.

Con un rosario al cuello, agradeció a su país, agradeció a Messi, recordando todo su sacrificio desde niño, cuando tuvo que dejar el país para irse a España.

Recordó también el sufrimiento de Lionel Messi, por el peso de no poder corresponder a las expectativas de todo un pueblo:

Y al final, el agradecimiento final a Dios por todo esto.

Cuántas lágrimas de emoción para Lionel Scaloni. Lo primero que hizo antes de romper en un gran llanto de emoción es tocar la cancha y persignarse.

Ni a él ni a los jugadores le importó demostrar su fe cristiana en un país dónde no están permitidas las demostraciones religiosas fuera del islam.

Y otra vez el entrenador que ya es historia no pudo contener sus lágrimas en una de sus primeras entrevistas como campeón.

Con su hermoso niño en brazos, agradeció especialmente a sus padres que le enseñaron a no "bajar los brazos", una enseñanza que trasmitió al equipo que perdió el primer partido de su grupo.

Argentina en este momento está pasando por una grave crisis económica y de gobierno. El país divido entre ideas y oposiciones, ayer era sin embargo "uno solo".

Todos en las calles, llenando las plazas y monumentos principales de cada provincia, y no faltaron las notas curiosas y los gestos solidarios.

Cristina es una señora de 76 años de Liniers en Buenos Aires que se hizo viral, en poco tiempo, cuando decidió unirse a los festejos de unos amigos después de la victoria de Argentina contra Polonia.

Los jóvenes inmediatamente la unieron al grupo, con una canción espontánea: "Abuela, lalala”.

No tiene nietos propios, pero Cristina, en poco tiempo se hizo de varios "nietos"…

Y no faltaron algunos gestos nobles, espontáneos de solidaridad, como el de un joven que pasando para festejar en el obelisco se encontró con un mendigo. Sin pensarlo dos veces, le regaló su camiseta, para que él también pudiera festejar.

La emoción del hombre fue tan grande que se arrodilló y se persignó mientras se ponía la camiseta.

Otros al verlo conmovido se acercaron a abrazarlo.

Cuántas otras historias de hermandad, de fe, podremos seguir viendo en las redes en estos días de un sueño cumplido como lo es ser por tercera vez Campeón del mundo.

Seguramente más de una enseñanza nos dejará, pero la fundamental sin duda es "tener fe".