San Francisco de Sales es conocido por su dulzura. Pero en realidad tenía un fuerte temperamento que le costó trabajo dominar.
Desde joven recibió una educación esmerada, por lo que era invitado a reuniones y actividades sociales, pero su mal genio le hacía pasar malos momentos por los que recibía burlas y humillaciones.
Como era muy educado no decía nada; sin embargo, guardaba rencores y deseos de revancha.
La ira, una emoción a gestionar
Una mirada de desprecio, una palabra desafiante, un ruido desagradable, una expectativa incumplida, la repetición de un acto miserable... Cualquier cosa puede remover algo en nuestro interior y encender en un momento nuestra ira.
Simplemente es una emoción, ni buena ni mala, aunque puede hacer mucho daño. Lo importante es cómo manejas la ira. ¿Sabes hacerlo?
Mira la oración que San Francisco de Sales escribió para pedir la ayuda de Dios para encontrar el camino de la dulzura cuando la ira se encendía en él:
Oración
"Con tu ayuda, Señor, quiero la dulzura
a través de los encuentros y contratiempos diarios.Tan pronto como me dé cuenta de que la ira se enciende en mí,
reuniré mis fuerzas -no violentamente, sino con dulzura
y buscaré restablecer mi corazón en la paz.Sabiendo que no puedo hacer nada solo,
me ocuparé de invocarte para que me ayudes.Enséñame a ser dulce con todos,
incluso con quienes me ofenden o se oponen a mí,
e incluso conmigo mismo,
para que no me derrumbe por mis defectos.Cuando caiga a pesar de mis esfuerzos,
me levantaré dulcemente y diré:
"vamos, pobre corazón mío, levantémonos
y dejemos para siempre este hoyo,
recurramos a la misericordia de Dios,
que nos ayudará.Amén".