Dos emprendedores israelíes, Yael Tarasiuk y Golan Rice, han culminado hace unas semanas la primera peregrinación "piloto" desde el puerto de Yafa, ciudad costera al norte de Tel-Aviv, hasta la puerta del mismo nombre, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Es el llamado antiguamente "Camino del Silencio", la última parte de la peregrinación a los santos lugares, que creyentes de las tres grandes religiones monoteístas han recorrido durante siglos.
Y para Yael y Golan es sólo el principio de un gran proyecto, hecho de investigación y divulgación, y también de cooperación institucional e internacional, que quiere recuperar a la Ciudad santa como meta de peregrinación de las tres religiones monoteístas.
Santiago es importante para los cristianos, Roma es el centro del catolicismo. "Pero Jerusalén es distinta: es importante también para judíos y musulmanes, aparte de para los cristianos de todas las confesiones. Incluso para no creyentes o no practicantes".
Recuperar la historia
La idea de recuperar este camino, para Golan y Yael, vino de la experiencia haciendo el Camino de Santiago. "El Camino de Santiago entró en mi corazón de una manera indescriptible", asegura Golan, que incluso escribió un libro sobre su experiencia.
Quisieron hacer la vía Francígena hasta Roma, pero entonces ambos se preguntaron cómo es posible que Roma y Santiago tuvieran su camino de peregrinación, y no Jerusalén, que en realidad, es un destino de peregrinación aún más antiguo y universal.
Ambos llevaron a cabo toda una labor de investigación histórica y arqueológica, con ayuda de especialistas, para encontrar el antiguo camino de peregrinación a Jerusalén, del que dan testimonio peregrinos como Egeria ya desde el siglo IV. Descubrieron que la última etapa recorre desde Yafa hasta Jerusalén (100 kilometros 6 días), sobre un antiguo trazado romano.
Y esta es la primera fase que acaban de recuperar. Pero esperan que sea solo el principio: "Igual que Santiago, a Jerusalén se llega desde muchos caminos, el Sinaí, el norte… pero todos convergen en Yafa, para hacer la última parte juntos".
El poder de Jerusalén
"Algo poderoso que comprendimos es que la palabra peregrinación en hebreo tiene un significado muy concreto: subir andando", explica Yael. Pero Jerusalén, a diferencia de Roma y Santiago, que están en un valle, sí está en lo alto de un monte. Por tanto, la experiencia de peregrinar a la Ciudad Santa es distinta: es una subida, hacia algo que está en lo alto. Una experiencia también espiritual.
Para emprender este camino, pusieron en marcha una comunidad. "No es un paseo, tiene un objetivo: caminar hacia algo que tiene significado. Las personas hacen una peregrinación interior, un proceso de sencillez, de hermanamiento entre los que caminan juntos", explica Yael.
Ambos supieron del proyecto de la joven española Carlota Valenzuela de peregrinar de Santiago a Jerusalén. Y le propusieron hacer la parte última del camino en territorio israelí juntos: "nosotros judíos y ella cristiana. Y se nos puso de manifiesto que este camino a Jerusalén es un camino que podemos hacer juntos personas de creencias distintas. Una vez en la puerta de Yafa, unos irán al Muro de los Lamentos y otros al Santo Sepulcro, y otros al Domo de la Roca. Cada uno tiene algo importante en Jerusalén. Jerusalén tiene el poder de conectar a las personas".
¿Existe la palabra "Buen camino" en hebreo? Sí, responde Golan: significa también "buen camino", Derej Tzleja. Pero hay un sentido profundo que no tiene traducción: es una expresión muy antigua en hebreo, que tiene que ver con 'yo respeto tu camino', 'suerte en tu camino'. "Tiene que ver con una experiencia personal y al mismo tiempo compartida, desde el respeto y la hermandad", explican ambos a Aleteia.
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