«Gracias a Dios, los fuegos están controlados por primera vez en más de una semana y eso nos hace no tener que correr como locos a salvar vidas, tampoco llegar con las primeras ayudas», expresó el párroco de la Inmaculada Concepción en Santa Juana, el sacerdote Ricardo Valencia, tal cual reproduce la web de la Iglesia de Chile.
Valencia, recientemente, había comentado Aleteia la situación compleja en la localidad rural de Santa Juana (Biobio), una de las zonas más afectadas por los incendios forestales que golpean a Chile. Incluso, en aquel diálogo, el sacerdote hasta realizó una recopilación de iglesias dañadas.
Sin embargo, en los últimos días, en medio de labores incansables, se hizo una invitación a participar de la campaña «Apadrina a una familia damnificada».
Muy pocas redes de apoyo
Desde la parroquia, especificó el sacerdote, «se coordinaron al menos 1.200 visitas durante los primeros días, luego 400 visitas sistemáticas y se ha llegado con ayuda a cerca de 1.500 hogares», prosiguió la Iglesia de Chile.
«Moralmente hemos recorrido todos los caminos de Santa Juana, digo que es una certeza moral porque no tenemos la certeza empírica, pero nos da la tranquilidad de que podemos ahora empezar a acompañar casos con muy pocas redes de apoyo», especificó el sacerdote.
Precisamente, según añadió el sacerdote, muchas de las familias afectadas no cuentan con redes de apoyo porque han vivido durante mucho tiempo en el medio rural y sus familias son pequeña por lo que no tendrán compañía durante estos tiempos complejos con los incendios,
Fue por esto que surgió esta campaña de ayuda a damnificados con el objetivo de brindar compañía durante dos o tres meses a una familia concreta.
«Se trata de familias respecto a las que se ha comprobado que viven en situación de vulnerabilidad, ya que sus casos han sido visados por los presidentes de las juntas de vecinos o por los encargados de la comunidad católica del sector», se agregó.
Entre los afectados hay adultos mayores (muchos que se han hecho cargo de nietos como si fueran hijos ante la falta de respuesta de padres), personas con discapacidad, entre otros.
«Ya no es necesario salir a repartir agua a 100 familias por un camino, porque esas 100 familias ya han recibido agua, pero no basta el agua, no bastan los alimentos o la ropa, sino que necesitamos aprender a construir el futuro y eso es mejor hacerlo juntos. Lo que le pedimos a estas familias es que tengan la capacidad de generar una red de contactos que apoye a una familia concreta», enfatizó el sacerdote chileno.
Una misa junto a la Virgen que se salvó del juego
En medio de todo esto, la Iglesia de Chile también publicó una nota en la que hace referencia una misa que se celebró en la zona donde una capilla (San Ignacio, Santa Juana) resultó quemada por los incendios forestales (y una Virgen permaneció intacta, historia que pudiste también conocer en Aleteia).
«Dios está de alguna manera revelándose y manifestándose a través de los voluntarios, a través de las personas, de las cosas que trae la gente, el mismo gesto nuestro de llegar hasta Santa Juana con los materiales y el de tantos que están colaborando de una forma o de otra, es un signo de la providencia de Dios», dijo el obispo auxiliar de Concepción, monseñor Oscar García, quien celebró la misa.
«Dios nunca nos abandona, Dios está aquí, nos sostiene en todo momento y circunstancia», prosiguió.
En tanto, desde organizaciones vinculadas a la Iglesia, como Cáritas, la ayuda a los damnificados persiste a través del llamado a seguir enfrentando la catástrofe de manera conjunta.