La epidemia del dengue sigue generando dolor y muerte en Bolivia. Los últimos reportes daban cuenta de casi 30 personas fallecidas, siendo Santa Cruz de la Sierra, la mayor región del país, el epicentro.
Enmarcado dentro de las peores crisis sanitarias en la historia de Bolivia vinculadas al dengue –enfermedad cuyo vector de transmisión es el mosquito Aedes aegypti-, hasta el momento se han registrado más de 8.000 casos en los últimos días, algo que también impacta a otras regiones como Beni, Tarija o La Paz.
Sin embargo, en medio de la difícil situación y saturación de hospitales públicos en sitios como Santa Cruz, uno de los datos más relevantes es lo que está aconteciendo con los menores de 12 años (el 60% de las víctimas son niños y la tasa de letalidad de este brote es de 0.3%, tal cual recuerda El País).
«El tema del dengue aquí está altamente preocupante. El sistema de salud público está saturado con el agravante de que, según mi experiencia de 15 años, es la primera vez que veo un dengue con tanto impacto en la niñez», expresa Víctor Hugo Valda, quien además de dirigir el Hospital Católico de Santa Cruz es delegado episcopal de la Pastoral de Salud de la Arquidiócesis de Santa Cruz.
Valda, quien conoce de primera mano la realidad y sufrimiento por el que están pasando niños y familias en Santa Cruz, recuerda a Aleteia algunas imágenes de alto impacto como la de niños en camillas en los pasillos de hospitales públicos, saturación que también alcanza al propio Hospital Católico en esa zona de Bolivia.
«En el hospital católico tenemos terapia intensiva de niños, adultos. Están saturadas nuestras terapias intensivas. Hemos tenido que abrir otro bloque con más camas para pacientes adultos con dengue y un bloque para niños con dengue -con signos de alarma-, pero no tan grave como la terapia», prosigue Valda.
El sufrimiento de los niños
Con respecto a los efectos de la enfermedad en los pacientes (síntomas que están padeciendo de manera especial los niños), Valda recuerda la disminución de las defensas del cuerpo, plaquetas y daños en el hígado, algo que puede aumentar el riesgo de sangrado, además del aumento significativo del dolor estomacal y vómitos.
En ese sentido, Valda hace referencia a una etapa inicial más compleja con la presencia de fiebre alta, seguida de un período crítico de unos cuatro días donde se pueden generar daños más graves vinculados al sangrado y hasta con la necesidad de transfusiones.
Es por todo esto que se hace urgente el combate contra la proliferación de esta enfermedad que responde a las consecuencias de un verano muy lluvioso en esa zona y malas condiciones de higiene (el agua estancada en casas y techos crea condiciones a favor de los mosquitos que transmiten la infección) y los hogares más vulnerables (donde faltan recursos para la adquisición de productos como insecticidas) suelen ser los más afectados.
La presencia misteriosa de Cristo en el enfermo
Por último, Valda se refiere al rol del Hospital Católico en el acompañamiento de pacientes que están sufriendo la enfermedad en medio de una crisis con tanta mortalidad en niños. Con respecto a esto, Valda señala que el principal enfoque como hospital católico está dado por el reconocimiento de la misteriosa presencia de Cristo en el enfermo.
Para hacer más llevadero y soportable el padecimiento de pacientes menores, Valda detalló que también se han adquirido tablets con jueguitos, televisores digitales con forma de superhéroes y colores, acompañamiento psicológico y el amor a la persona.
«Esa es la diferencia al saber que Cristo está presente en el enfermo y en el más débil. En este caso los niños, sin descuidar a los adultos y ancianos», subraya Valda, quien también recuerda el estricto control de calidad en el Hospital Católico de Santa Cruz por el bien del paciente y que se destaca por una asistencia llena de esmero.
«¿Qué están haciendo por ellos las autoridades?»
También se expresó sobre la epidemia de dengue que afecta de manera especial a los niños en Bolivia el propio arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, quien en una reciente homilía afirmó lo siguiente:
«En este tiempo no estamos muy bien, vivimos tiempos complicados con esto de la salud, con el dengue. Los que están sufriendo más son los pequeños. Es una lástima ver niños que están sufriendo y muriendo, aquellos que no pueden manifestar dónde le duele, qué es lo que le está pasando, son ellos los que están sufriendo».
Y Leigue agregó:
«¿Qué se está haciendo por ellos nuestras autoridades? ¿será que no escuchan el clamor de los papás? ¿Será que no ven la realidad que estamos pasando? Y al parecer no se está haciendo nada (...)».
Por lo pronto, lo que sí se anunció a nivel de gobierno es la continuidad de los operativos de limpieza en los sitios más afectados de Bolivia para la eliminación de los mosquitos transmisores del dengue.