Dicen que si hay algo que valga la pena enseñar es el tener fuerza de voluntad para levantarse de todas las caídas y luchar por las metas que se quieren.
Es muy difícil salir adelante en la vida si no se tiene la fuerza para conseguirlo.
Son muchas las personas que se quedan tiradas en el suelo, llorando sus derrotas e impotencias, sin saber que está dentro de ellos la capacidad para sobreponerse a cualquiera de los complejos desafíos que nos presenta la vida diaria.
Es importante dejar de ser víctimas y quejarse, llenos de lamentos, preguntándose por qué no salen las cosas como uno quiere.
Las personas tenemos la tendencia a vivir con la ley del menor esfuerzo.
Alguien por ahí decía que es mucho más cómodo recibir y estirar la mano y que te atiendan, en vez de uno mismo esforzarse por obtenerlo.
Por eso afirmaba: “No hagas parado lo que puedes hacer sentado; no hagas sentado lo que puedes hacer acostado; no hagas acostado lo que mejor puedes hacer dormido”. Y así, en la pereza se nos puede ir la vida de las manos.
La verdadera cura para este mal es tener un buen desarrollo de la fuerza de voluntad. Que como muchas fuerzas, se tiene que entrenar y tener una constante dedicación a ella para que aumente su capacidad.
Los obstáculos
En sí, la fuerza de voluntad se ejercita tal cual en el gimnasio de la vida cotidiana, haciendo uno mismo el mayor esfuerzo posible por conseguir las metas que uno se propone. Por lo que hay que tener claras, esas metas e ir a por ellas, sin que nada te lo impida. Aunque existan obstáculos e impedimentos, siempre habrá la manera de evitarlos, eludirlos o superarlos.
Se trata de lograr tener la determinación de hacer lo que quieres, de ejercer tu libertad. Y una vez tomada la elección, hacer lo mejor que puedas para conseguir realizarla.
Es una sólida cadena que comienza con tener una meta para luego poner manos a la obra, con acciones concretas e insistir, una y otra vez, para concluir lo que te propusiste.
Muchas personas se ejercitan para tener fortaleza corporal, a veces hasta por simple estética y sentirse bien; pero es también recomendable ejercitarla y hacerla tan fuerte como se pueda. Así se pueden hacer muchas cosas valiosas en la vida y aprovechar las oportunidades, porque sabes muy bien que las puedes lograr, porque te sientes fuerte y decidido.
Simplemente hazlo y no pongas pretextos ni limitaciones.
Es una virtud que hay que cultivar
No cualquiera alcanza a desarrollar una fuerte y decidida determinación por conseguir lo que se quiere, se necesita de la gracia divina para vivir en la satisfacción de poseer la dicha y el gozo.
Ciertamente todos recibimos la voluntad. Pero muy pocos se dan cuenta de la importancia que tiene ponerse a trabajar en ella. Y eso es precisamente lo que debemos de trasmitir a nuestros hijos. Que lo que ya tenemos hay que hacerlo crecer y así entregar mejores cuentas de lo que hemos recibido gratuitamente.
Para hacer crecer la fuerza de voluntad se necesita tener presente que solos no lo lograremos, y que es mucho más fácil si acudimos a la fuente viva del Amor de Dios, para recibir de su infinita misericordia el poder de luchar y levantarnos de las dificultades y problemas que llegamos a tener.
Salir de una profunda tristeza o de una depresión. Quizá de una pérdida de motivación por la vida. O perderle el sentido a las actividades que realizamos… Todo esto, más la multitud de adicciones y malos hábitos que nos esclavizan a vivir en el antojo y el capricho, por multitud de cosas que no sirven para nada, más que para ser consumistas y compradores compulsivos.
Para salir de un alcoholismo o querer bajar de peso se requiere de una gran fuerza de voluntad. Por un lado, nosotros la hemos de conseguir a base de tenacidad y perseverancia. Por el otro, tenemos que pedir a la divina Providencia su auxilio para conseguir nuestros propósitos. Pues sin su ayuda, resulta muy difícil obtenerlo.
La fortaleza de nuestra voluntad sí es una conquista personal, pero también va unida a un ferviente camino espiritual. Esto lleva consigo una gran humildad, para reconocer que solos no podemos y que requerimos de su gracia para poderlo lograr.
Incluso el exitoso programa de Alcohólicos Anónimos siempre exhorta a que se active una espiritualidad, que resulta indispensable para poder salir de la cárcel del alcohol o de las drogas.
Demos a nuestros hijos las herramientas para que tengan el recurso de la voluntad a su favor y puedan esmerarse por conseguir las metas que se propongan, y así dejar a un lado el desánimo y la sensación de fracaso que abundan por doquier.