El maltrato no es sólo la agresión física. El maltrato entre los mayores es muchos más habitual de lo que pensamos. Cualquier persona puede sufrirlo. Maltratar no es sólo agredir físicamente sino también no evitar otro tipo de daños.
Reconocemos el maltrato cuando vemos marcas de lesiones físicas cometidas por un cuidador o por el entorno del mayor. Es el caso más evidente. Pero, hoy en día, hay cada vez más otros casos de maltrato que no son tan fácilmente reconocibles. Hablamos del maltrato psicológico.
Cualquier agresión verbal contra la dignidad de una persona mayor que le provoca miedo o angustia es también violencia. Incluso hacer creer a los mayores que son como niños o que tienen comportamientos infantiles lo convierte en maltrato.
Pero también tenemos que hablar de maltrato si se usa de forma ilegal o no autorizada el dinero o las propiedades de una persona mayor. Es el llamado maltrato económico.
En muchas ocasiones hemos visto noticias, o incluso conocemos a gente que obliga a las personas mayores a cambiar el testamento o firmar documentos para enriquecerse.
Las mujeres, las principales víctimas
Según la OMS, las mujeres mayores de 75 años y con algún tipo de demencia son las más propensas a sufrirlo.
Mucho más amplio es el perfil del maltratador. Hijos, familiares más lejanos o sus propios cuidadores. No sólo los que les atienden en casa, sino también los que trabajan en algún centro especializado.
Cómo detectarlo
La violencia física es la más fácil de detectar. Las marcas en la piel lo delatan. Sin embargo, el maltrato psicológico en muchas ocasiones pasa desapercibido.
Debemos entonces prestar atención al comportamiento de los mayores. Si tienen miedo de algún miembro de la familia, si no quiere contar lo que le pasa o si reacciona de forma violenta ante ciertas situaciones. Es un mecanismo de defensa.
Los médicos que les atienden en las urgencias de un hospital explican que hay que estar atentos e iniciar el protocolo si el familiar que le ha llevado no permite que el anciano hable solo con los sanitarios.
El bienestar de los mayores
El maltrato es una violación de los derechos humanos. Políticos, movimientos y asociaciones sociales trabajan para defender esos derechos y cuidar especialmente de nuestros mayores.
Pero con estas cifras de violencia algo estamos haciendo mal como sociedad para tener que lamentar que las cifras aumentan cada año y que más de la mitad de las personas mayores lo estén sufriendo en este momento.
"Los ancianos son una riqueza que no se puede ignorar"
La Iglesia destaca el valor de los mayores. Como explica el Papa Francisco, "la violencia contra los ancianos es inhumana". En una de sus audiencias Francisco recordaba que "el que no trata bien a los abuelos es un pueblo que no tiene futuro porque pierde la memoria y se arranca sus raíces”.
El Papa los pone como ejemplo y asegura que "una de las cosas más bonitas es dejarse acariciar por un abuelo".
El Papa se refiere con frecuencia a la cultura del descarte. El rechazo a todos aquellos que no tengan capacidad de producir dentro de un contexto de liberalismo económico.
En muchas intervenciones Francisco se ha centrado precisamente en los ancianos: "Los ancianos son una riqueza que nos se puede ignorar". Y añade: "Quien abandona a los ancianos, comete pecado mortal".
"La Iglesia no puede adecuarse a una mentalidad de indiferencia y desprecio a los mayores".
Como explica la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, la Palabra de Dios y la más antigua tradición cristiana resalta la profunda vinculación de los mayores con su familia y la necesidad de cuidarlos. Un principio que contrasta con la realidad que se nos impone y que deja a los mayores relegados.