A pocos días de la solemnidad del Corpus Christi (primera quincena de junio), en Perú ocurrió un gesto cargado de esperanza en un sitio asociado por lo general a dolor y malas noticias.
Según recordó la Iglesia de Perú, el pasado 29 de mayo, el Santísimo Sacramento fue trasladado hasta la cárcel «El Milagro» de la ciudad de Trujillo para bendecir a internos y trabajadores.
Fue en ese lugar (en abril medios locales como La República informaban de la muerte de dos reclusos en menos de 24 horas a raíz de un enfrentamiento) donde se ofició una misa animada por el coro de internos que alienta la Pastoral Carcelaria de la Arquidiócesis de Trujillo.
Tal cual añadió la Iglesia de Perú, posteriormente, el Santísimo Sacramento hizo un recorrido en procesión por algunos de los pabellones de ese recinto penitenciario –cuyo nombre, «El Milagro», de alguna manera emula lo vivido con ese gesto tan especial- en medio de un clima de profunda fe y devoción.
Por último, se señaló que los reclusos «prepararon una alfombra y acompañaron con alabanzas y oraciones, pidiendo misericordia, salud y fortaleza para ellos y sus familiares». En ese sentido, tal cual se agregó, el propio director del establecimiento pidió que «estas actividades religiosas prosigan alimentando el espíritu» de estas personas privadas de libertad.
Trujillo, un sitio también bendecido por Francisco
«Estas tierras tienen sabor a Evangelio. Todo el entorno que nos rodea, con este inmenso mar de fondo, nos ayuda a comprender mejor la vivencia que los apóstoles tuvieron con Jesús; y hoy, también nosotros, estamos invitados a vivirla».
Estas palabras, reproducidas por el portal Infobae, pertenecen al papa Francisco durante su visita precisamente a la ciudad de Trujillo en enero de 2018 en el marco de su visita apostólica a Perú.
Fue en ese lugar donde también pudo acompañar el dolor de una localidad afectada por el fenómeno del niño costero, que dejó a muchos damnificados en 2017.
En la ciudad de Trujillo, el Papa oficio una misa ante más de 300.000 personas que se trasladaron hasta la playa de Huanchaco. También tuvo la posibilidad de recorrer un barrio con un nombre más que simbólico (Buenos Aires) en cuanto a su país de origen, Argentina, y hasta pudo llegar a la región La Libertad para una celebración mariana en honor a la Virgen de la Puerta en la Plaza de Armas de Trujillo.
En esa localidad el Papa no visitó el recinto carcelario (algo que durante su pontificado y en visitas a varios países, por ejemplo, Chile -también en 2018-, ha podido hacer).
Sin embargo, las palabras y gestos de aquel entonces de alguna manera se abrazan con esta nueva circunstancia donde el mismísimo Santísimo Sacramento fue el que colmó el vacío de tantas personas que pasan sus días tras las rejas y en muchos casos con un profundo anhelo de libertad. Pero también el Santísimo ha recorrido otros lugares como hospitales.
Sin dudas, de los gestos con sabor a Evangelio más grandes que pueden haber.