La salud del cuerpo se ha convertido en una obsesión occidental. Cientos de recursos se ponen hoy a la mano de las personas para que lleven a cabo una «vida saludable» y en armonía con la naturaleza.
Una vida que dure cien años, o más. ¿Para qué? Para viajar, hacer relaciones, conocer culturas exóticas, tener amigos, buscar lo mejor de lo mejor…
Poco se habla, sin embargo, de la salud del alma, misma que sostiene la salud del cuerpo. Un alma carcomida no puede ser sustento de un cuerpo usado para el bien, desgastado para el bien.
Sobre este particular, considerando el cuerpo como un regalo de Dios y templo del Espíritu Santo, Fray Ed Broom ha compartido algunos consejos importantes para estos tiempos en los que comienzan las vacaciones.
Evitar la calumnia y las habladurías
Seremos juzgados en la misma medida que juzgamos. Jesús dice que de la abundancia del corazón habla nuestra boca.
Si el hábito formado es estar con chismosos, hay que cambiar, hay que evitar frecuentarlos. Los pecados de la lengua ensombrecen nuestra vida e impiden la virtud.
Usar la vestimenta adecuada
Que nunca seamos ocasión de pecado para otros. Somos embajadores de Cristo, desde el bautismo estamos investidos por la gracia.
Debemos vestir en consecuencia. Cuando decimos vestir adecuadamente, no nos referimos solo al momento de ir a la Iglesia, como si fuera el único lugar en el que se debe vestir con decoro y modestia, sino en todo tiempo y lugar. Nunca olvidemos: somos cristianos 24/7.
Evitar las malas compañías
San Pablo dice que las malas compañías corrompen la moral. El proverbio expresa sucintamente esta verdad: «Dime con quién andas y te diré quién eres».
No tenemos que ser científicos para saber que tenemos la tendencia a imitar a nuestros amigos y nuestros asociados.
Reza por la gracia de encontrar un amigo o dos que sean nobles, puros, honestos; que trabajen duramente su cristianismo.
La sabiduría del Antiguo Testamento nos enseña que quien encuentra un verdadero amigo, encuentra un tesoro.
Cuidar la mirada
Otro refrán a propósito de este concepto es: «La curiosidad mató al gato».
Peor aún, los ojos errantes del rey David resultaron en adulterio con Betsabé, y, finalmente, incluso mataron a su marido, el valiente y honesto soldado Urías, el hitita. El santo Job afirma: «He hecho un pacto con mis ojos: no mirar a una mujer». Por último, Jesús exclama: «Bienaventurados los puros de corazón; ellos verán a Dios».
En un mundo con abundancia de imágenes impuras, hoy más que nunca necesitamos practicar la estricta custodia de los sentidos, ¡especialmente de la vista!
Evitar el exceso de alimento
La gula es uno de los siete pecados capitales y consiste en un deseo desordenado de comer y beber. Muchos problemas de salud son el resultado de malos hábitos alimenticios.
También, la gula, la lujuria y la pereza a menudo trabajan juntos como un equipo que nos lleva al pecado real.
¿Quieres un remedio? ¡Aquí está! Orar por un hambre auténtica de Jesús, el Pan de Vida. En el Padre nuestro rezamos: «danos hoy nuestro pan de cada día».
Esto se puede interpretar de una manera sacramental, como el hábito de ir a Misa todos los días y recibir a Jesús en la Santa Comunión, el verdadero Pan de Vida. Él nos ayudará a subordinar los deseos del cuerpo a la orden de la voluntad.
Haz oración
Decía San Francisco de Asís «yo necesito pocas cosas y las pocas que necesito, las necesito poco», así que en estas vacaciones, no hace falta gastar lo que no se tiene, ni es estrictamente necesario salir de viaje.
Encomiéndate a la Virgen María, que es la vía más corta para llegar a Jesús, pon en sus manos tus días de descanso.