Cada vez es más frecuente encontrar por la calle a personas con «perrhijos». Estas mascotas consentidas utilizan ropa, accesorios, y en algunas ocasiones, son tratadas como humanos.
Anteriormente, las personas no se podían dar el lujo ostentoso de mantener a la familia y, aparte, tener una mascota; pero este panorama se modificó con el reemplazamiento de figuras.
Entonces, en vez de brindarle atención, tiempo y dinero a parientes cercanos, se le brinda a los perros, que son el ser vivo con mayor lealtad hacia su dueño. Actualmente, los perros pueden llenar la soledad de un individuo y cumplir con la necesidad de afecto de los humanos.
Aleteia platico con la psicoterapeuta Andrea Aguilar , quien nos comparte su opinión acerca del tema:
«En la experiencia con mis pacientes he notado que en la pandemia comenzó a tomar más fuerza esto de tener perros en lugar de hijos debido a factores como el desempleo, permanecer encerrados en casa con tanto tiempo libre y en soledad, o el incremento de casos de trastornos de ansiedad y depresión».
«También está el hecho de que en la actualidad la mujer desempeña papeles fuera de casa. En parejas jóvenes, ambos trabajan; por ello, sus metas son diferentes a las que se tenían antes, de querer formar una familia teniendo hijos».
Muchas mujeres cuidan a sus perros como si fueran hijos, y aunque no podemos generalizar en este acto, el ser humano tiene que pertenecer a algo; se maneja el sentimiento del amor, o sea, tener que sentir amor, ya sea hacia una pareja, hacia el trabajo, hacia algo material e incluso, en este caso, hacia las mascotas.
¿En qué nos afecta esta nueva modalidad?
Debemos estar conscientes de que las nuevas generaciones nos están enseñando otra manera de vivir. A lo largo de los años las familias han evolucionado y han pasado de tener decenas de hijos, hasta solo tener uno, o en algunos casos, ninguno.
Lo antes mencionado puede afectarnos mucho como sociedad, ya que existe una irresponsabilidad constante en las nuevas generaciones al no querer tener compromisos ni nada que los haga participes de una madurez humana, como formar una familia.
«Algunas mujeres ya no se quieren casar debido a la concepción que tenemos ahora de que ya no necesitan formar una familia para ser felices. Por otra parte, no debemos ser catastrofistas y pensar que en un futuro habrá menos personas y más perros. Esto también es una cuestión de niveles socioeconómicos y culturales».
De manera personal también afecta
Hay acciones muy concretas que pueden considerarse un síntoma de esta conducta, como gastar más dinero en las mascotas que en uno mismo; hay quienes incluso publican de manera excesiva fotografías de las mascotas o crean perfiles de ellas en redes sociales. Estos comportamientos generan grandes expectativas, mismas que la persona deposita en el animal.
Las consecuencias de este fenómeno podrían ser la desvinculación con su entorno, conducta de sobreprotección, deterioro en las relaciones laborales, académicas, sociales o familiares, disminución de la calidad de vida en todos los niveles, e incluso, un rompimiento con la realidad.
Si una persona muestra alguna de estas señales es recomendable acercarse al individuo para tratar de hablar con él, sensibilizarlo y hacerle notar la situación en la que se encuentra para que concientice sobre ello.
Podrías estar dañando a tu mascota sin saberlo
Hay que tomar en cuenta que los perros actúan basados en instintos y recuerdos, no entienden nuestras palabras, solo escuchan sonidos. Están acostumbrados a una disciplina muy estricta.
Algunos de los productos que a veces queremos que nuestro perro use pueden dañarlo, sobre todo las prendas que se les ponen durante un tiempo prolongado.
Puede existir tal amor por los animales que incluso sacrifiquemos salidas, viajes o vacaciones por no dejarlos solos y evitar que las mascotas sufran episodios de ansiedad o ataques de pánico.
El llamado es a dejar a los perros ser perros, a darles amor, a respetar lo que son y a preguntarnos siempre ¿esto es una necesidad del perro o la proyección de una necesidad propia?
¿Cuáles son las señales de que tienes un perrhijo?
Si tu aún no sabes si estás pasando por un episodio de «perrhijo» con tu mascota, te recomendamos contestar con honestidad las siguientes preguntas:
1. ¿El perro duerme en tu cama?
2. ¿Le compras más accesorios y juguetes de lo recomendado?
3. ¿Celebras sus cumpleaños?
4. ¿Le hablas como bebé o tiene una carriola?
5. ¿Dejas de hacer ciertas actividades por no dejarlo solo en casa?