Imagina tomarte un café delicioso, acompañado de un rico postre y, además, que te lo sirva alguien con el cariño de un abuelo… así es Vollpension, una serie de acogedores locales en Austria que se caracterizan porque la mitad de sus empleados son de la tercera edad.
Quizá algunos puedan pensar que en ese momento de sus vidas esas personas deberían estar descansando en casa, pero la verdad es que ha resultado ser una gran solución no solo económica, sino también emocional para ellos. Porque sí, aunque hay abuelos que quizá quieran estar en casa, hay otros que desearían poder seguir trabajando, pero se les discrimina.
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Tal y como esta empresa explica en su página web, la aparente simple acción de hacer un café u hornear un pastel es mucho más profunda, pues les da un motivo y propósito para salir de casa, les hace sentir útiles, los ayuda a combatir la soledad (uno de los mayores problemas actuales) porque se relacionan con otras personas (mayores como ellos y también jóvenes) y, además, ganan algo de dinero extra para complementar su pensión insuficiente.
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Durante la pandemia, todos pudimos comprobar los efectos del aislamiento en los seres humanos y muchas veces las personas mayores en las grandes ciudades (sobre todo de Europa) viven solas. Así que, mientras tengan la capacidad física y mental para hacerlo, y las ganas de trabajar, no hay razón para discriminarlos en el ambiente laboral. Quizá les tome más tiempo hacer una tarea, pero igual pueden hacerla y a veces de mejor forma (además, probablemente todos, alguna vez, hemos experimentado a algún joven que también se demora muchísimo o no hace su trabajo por estar en el teléfono).
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Un caso en Latinoamérica
En México, la cadena Starbucks también abrió una sucursal en Coyoacán en el 2018 atendida por personas entre 60 y 65 años. A diferencia de Vollpension, allí los trabajadores son exclusivamente de la tercera edad (solo entre las edades comprendidas mencionadas anteriormente) y se hicieron algunos ajustes en cuanto al diseño de la tienda (un solo piso) y el horario laboral (dos días de descanso y una jornada laboral ajustada a 6.5 horas por turno) para ayudarles.
Un ejemplo para replicar
No hay que esperar que en tu ciudad se implementen este tipo de iniciativas (aunque ojalá así sea). Si tú tienes un abuelo, abuela o padre mayor que ves que desea trabajar, bien sea por ganar un dinero extra o para sentirse útil, puedes ayudarle con un emprendimiento propio.
En las redes sociales son cada día más comunes los perfiles de abuelas que nos regalan sus tips de cocina o venden alimentos preparados por ellas; abuelos que nos enseñan a reparar las cosas en casa y ofrecen sus servicios a domicilio, etc.
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Tú los puedes ayudar con la parte tecnológica y, al igual que en los cafés Vollpension de Austria, cuando los jóvenes y adultos mayores trabajan de la mano, la brecha generacional se reduce y el mundo se vuelve un lugar más respetuoso, cariñoso y, simplemente, mejor.
Además, los jóvenes también tienen mucho que aprender de los adultos mayores, así que es una relación ganar-ganar donde ambas generaciones crecen y se ayudan mutuamente.