"Tienes que convertir tu dolor en una fuente de inspiración", le aconseja un mánager al protagonista cuando no ve una salida comercial para éste y su banda, MercyMe. La sugerencia le servirá para dar un giro a sus propósitos y asumir algunas verdades hasta lograr sus objetivos: el perdón, la lucha contra sí mismo y el modo de aceptar ese dolor para utilizarlo posteriormente en sus composiciones.
La canción de mi padre, cuyo título original es I Can Only Imagine (Solo puedo imaginar), cuenta la historia real de cómo Bart Millard, interpretado por el actor J. Michael Finley, llegó a componer y escribir la letra de ese tema: "I Can Only Imagine" es considerada la canción cristiana más vendida de todos los tiempos, y el álbum al que pertenece llegó a ser Triple Platino.
Bart Millard, ya en la infancia, tuvo que afrontar el abandono de su madre y la convivencia con un padre cruel, violento y autoritario: Arthur (Dennis Quaid). En sus sueños se dibujaba la dedicación a la música, pero su progenitor prefería que él abandonase esas ilusiones porque le despegaban de la realidad. Durante sus estudios forma parte del equipo de rugby hasta que un día sufre una lesión y ésta le impide practicar el deporte para siempre. La decepción del padre emerge: "Yo no me caigo; tú sí, ése es tu problema", le acusa.
Millard acaba abandonando la casa familiar para dedicarse a la música junto a la banda MercyMe, ejerciendo de solista y compositor. Durante sus giras en iglesias y en salas pequeñas van obteniendo cierto éxito, pero no el suficiente para que las discográficas apuesten por ellos. Es ahí cuando el mánager le aconseja que escarbe en su dolor para entregar a la música lo que lleva oculto y ofrecer lo mejor de sí mismo.
Millard regresa a casa en busca de respuestas. Aparte de aquel consejo, dos hechos le harán cambiar. Primero, su padre se ha transformado; se interesa por el catolicismo, ha leído la Biblia, trata de encontrar sus propias respuestas. Segundo, Arthur padece una enfermedad terminal. Bart decide perdonar a su padre, acudir con él a la iglesia, ayudarle en su terapia, pasar juntos sus últimos días. De esa semilla de perdón, esperanza y descubrimiento de la fe nacerá la canción. Millard confiesa, casi al final de la película: "He visto cómo Dios transformó al hombre que odiaba en el que quería que se convirtiera: en mi mejor amigo. Pero tardé en darme cuenta".
El cine espiritual de los hermanos Erwin y Brent McCorkle
Días atrás, en este mismo espacio, Aleteia publicó un artículo sobre el filme Jesus Revolution, otra historia real relacionada con hechos católicos e inspiraciones espirituales. Detrás de las cámaras estaban Jon Erwin y Brent McCorkle. La canción de mi padre, que ahora está disponible en Amazon Prime Video, es anterior. También la dirigieron dos personas: esta vez Jon y Andrew Erwin, mientras McCorkle se reservaba las labores de compositor de la banda sonora y co-guionista junto a Jon Erwin y Bart Millard. Si uno repasa la filmografía de estos cineastas, comprobará que sus tres temas principales, a menudo combinados, son el cristianismo, la música y el deporte. Documentales y largometrajes en los que hay una búsqueda, una necesidad de redención y un camino hacia la fe.
La canción de mi padre es inferior a Jesus Revolution, aunque obtuvo algunos premios y nominaciones hace años, sobre todo en las categorías de cine familiar y de interpretaciones inspiradoras. Hay momentos, escenas, que la acercan peligrosamente al telefilme de sobremesa, aunque en el último segundo de algunas secuencias, sus responsables han sabido cortar para no caer en lo lacrimógeno. Es una película irregular pero inspiradora, y su mensaje motivará a muchas personas.