"No todo el que diga 'Señor, Señor' entrará al reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo" sentencia el Evangelio de Mateo (7, 21). Creer es la primera parte; demostrar la fe con obras es el complemento para conseguirlo (St 2, 18). La fe y las obras incluyen ser humildes y esto implica entender que "todo el que se enaltece será humillado" (Lc 14, 11).
Por eso, el que se cree muy bueno porque cumple los preceptos de la Iglesia pero descuida su trato a los demás está en problemas. Muchos santos combatieron al demonio que les inspiraba pensamientos soberbios, recordando que fue por este pecado por el que se perdió el paraíso (Gn 3, 6). Aquí te dejamos el pensamiento de algunos de ellos.