La Iglesia no es "un pequeño grupo de elegidos de primera clase", dijo el Papa Francisco en la audiencia general del 22 de noviembre de 2023. "Los cristianos se reúnen más en la plaza que en la sacristía", insistió, invitándoles a ser "extrovertidos", siempre volcados hacia el encuentro con otras personas.
En la plaza de San Pedro, el Pontífice continuó su serie de enseñanzas sobre el celo evangelizador. Tras un primer apartado conclusivo la semana anterior sobre la alegría que habita en quienes anuncian el Evangelio, el Pontífice prosiguió su "síntesis" insistiendo en el carácter "inclusivo" del anuncio de la Buena Nueva.
Afirmando repetidamente que la Iglesia es "para todos" -y recalcando la palabra "todos"-, el Papa insistió en la "universalidad" del mensaje que lleva la Iglesia. "Todos tienen derecho a recibir el Evangelio", insistió, citando su propia exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013).
El Obispo de Roma recordó cómo Jesús había hecho de su presencia en el mundo un "viaje continuo dirigido al encuentro de todos". En su encuentro con una mujer cananea que le pidió que curara a su hijo -relatado en el Evangelio de hoy-, Cristo mismo experimentó el hecho de que su "predicación no debía limitarse al pueblo al que pertenecía".
El Papa animó a los católicos a estar al servicio del "destino universal del Evangelio" sin hacer proselitismo, sino "por atracción", siendo "abiertos y expansivos, extrovertidos". "Distingámonos por nuestra capacidad de ir más allá de nosotros mismos, de trascender todas las fronteras", insistió, asegurando que "los cristianos se reúnen más en la plaza que en la sacristía".
Si Dios llama a veces a las personas, no es para concederles un "privilegio", explicó también el Papa, sino para "llegar a muchos otros". La Iglesia "no es un pequeño grupo de elegidos de primera clase", exclamó, saliéndose de su texto. Advirtió contra la "tentación de identificar el cristianismo con una cultura, una etnia o un sistema".