Ingeniero, doctor en teología moral, asesor del Papa Francisco y de ejecutivos de Silicon Valley y, lo más importante: franciscano. El padre Paolo Benanti -de 50 años- estudia la ética de la tecnología y busca constantemente la respuesta a la que, en su opinión, es una de las cuestionantes más importantes de nuestro tiempo: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre que existe y una máquina que funciona?
El padre Paolo también es consultor en la Academia Pontificia para la Vida, del Vaticano, y es miembro del organismo asesor de las Naciones Unidas, en donde emite recomendaciones para proteger al periodismo de las fake news.
En una reciente entrevista con Associated Press comentó que ayuda al Papa Francisco a "clarificar mejor los términos más técnicos". Por ejemplo, en 2023, ayudó al Santo Padre en su encuentro con el presidente de Microsoft, para discutir el uso de la inteligencia artificial para el servicio del bien común.
En la misma entrevista, el sacerdote contó que, a un año de finalizar sus estudios de ingeniero en "La Sapienza", abandonó su carrera universitaria y terminó su relación de noviazgo para ingresar a la orden franciscana.
El uso ético de la inteligencia artificial
Paolo Benanti declaró que, por ejemplo, la inteligencia artificial podría ser una herramienta para crear medicamentos más accesibles y permitir que los médicos ayuden a más personas.
Sobre las implicaciones morales que conlleva el uso de las nuevas tecnologías aseguró que:
"No es un problema de uso [de la IA] , sino un problema de gobernanza (...) y ahí es donde entra en juego la ética: encontrar el nivel adecuado de uso en un contexto social".
Al mismo respecto, en septiembre de 2023 -durante una ponencia magistral en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México- aseguró que el uso ideal de la Inteligencia Artificial es el de un co-piloto que ayude a las personas a tomar las mejores decisiones, no el de un piloto automático que tome todas las decisiones.
La preocupación del Papa Francisco sobre el uso de la Inteligencia Artificial
En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 2024, declaró que los desafíos que plantea la IA, además de ser técnicos, son antropológicos, educativos, sociales y políticos.
Por ello, exhortó a las naciones a regular su uso y desarrollo para prevenir malas prácticas y alentar mejores usos de la misma, teniendo en cuenta a los más pobres y marginados.
Además, recordó que "la exclusiva capacidad humana de juicio moral y de decisión ética es más que un complejo conjunto de algoritmos, y dicha capacidad no puede reducirse a la programación de una máquina que, aun siendo ‘inteligente’, no deja de ser siempre una máquina".