Olivier Petit tiene 61 años y es de Provenza, Francia. Le diagnosticaron un cáncer de colon en estadio tres en 2020. Antes de ello, había tenido problemas de salud durante mucho tiempo, manifestados por fatiga y síntomas neurológicos, pero los análisis de sangre siempre habían mostrado que no existía problema alguno.
También se sometió a pruebas periódicas de detección de cáncer colorrectal después de los 50 años y nunca mostraron ninguna anomalía. Como siempre había sido deportista, era consciente de la importancia de llevar una vida sana.
"A muchas personas se les diagnostica un cáncer en estadio tres o cuatro, un estadio muy avanzado en el que la curación es prácticamente imposible. También les ocurre a los jóvenes, sobre todo si son deportistas, porque los atletas son menos sensibles al dolor debido a su entrenamiento. Después de un maratón, empecé a tener problemas graves: fatiga, sangrado en las heces. Volví a hacerme un análisis de heces, y la prueba del cáncer volvió a dar negativo. La prueba no es fiable al 100%", dice Olivier.
Años de operaciones y quimioterapia
A pesar del resultado negativo, Olivier se sometió a una colonoscopia en marzo de 2020, tras la cual su médico le dijo que tenía que operarse. Enseguida comprendió que la cosa iba en serio. La operación fue un éxito y le colocaron un estoma temporal, que incluso le permitió correr. En otoño se lo extirparon y se sometió a quimioterapia.
En la primavera de 2021, Olivier se sometió a una revisión de seguimiento y le diagnosticaron metástasis hepática. Fue operado de nuevo, con quimioterapia antes y después, pero el cáncer había progresado al estadio cuatro y tuvo que repetir varios ciclos de quimioterapia en 2022, durante los cuales le extirparon parte del hígado.
Cuando en 2023 tuvo que guardar reposo durante varios meses para la reintervención, fue una auténtica tortura para él. Se debilitó, ya no podía levantarse sin ayuda y temblaba constantemente. Como ya no podía tolerar la quimioterapia, solo se le recomendó un tratamiento paliativo.
Kilimanjaro con la plusmarquista mundial
Mientras yacía débil en la cama, veía partidos deportivos en la televisión. Vio un reportaje sobre Vanessa Morales, plusmarquista mundial de velocidad en el Kilimanjaro y conocida por acompañar a personas con enfermedades terminales como la esclerosis múltiple hasta la montaña más alta del continente africano. Fue entonces cuando se decidió e informó a su mujer y a sus hijos: "Yo también voy al Kilimanjaro".
"Como me conocían, me tomaron en serio enseguida", recuerda Olivier con una sonrisa. Encontró a Vanessa Morales en Facebook y se puso en contacto con ella. Congeniaron rápidamente y Vanessa prometió acompañar a Olivier y a su hijo Arthur, también atleta, al Kilimanjaro.
Eligieron la ascensión más difícil, llamada Western Breach y dieron a la escalada un toque caritativo, recaudando fondos para un hospital que investiga la lucha contra el cáncer.
La ascensión fue un éxito: Olivier llegó a la cumbre en cinco días. Ahora planea volver a escalar el Kilimanjaro, esta vez no caminando, sino corriendo. Sus resultados no son los mejores, pero Olivier ha decidido que el cáncer no tendrá la última palabra.
"Conozco a gente que tiene cáncer y lleva años, incluso décadas, recibiendo cuidados paliativos. Una señora que conozco lleva 19 años, así que ahora mi mujer y yo bromeamos diciendo que tengo que superar esa cifra y por eso me he propuesto llegar a los 20 años", bromea Olivier, que puede servirnos a todos de inspiración sobre cómo mantener la concentración en los grandes objetivos incluso en las circunstancias más difíciles y no dejar que la desesperación nos domine.
Él mismo compartió su historia para una cadena de noticas francesa. Puedes consultar su entrevista aquí.