Los incensarios, que reciben su nombre por el incensario que portan, son una muestra singular en la Semana Santa de Loja, población situada en la provincia de Granada con un gran patrimonio monumental.
La Semana Santa de Loja está declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía desde 2003 y sus "corrías" o grupos de incensarios son una tradición que solo puede verse en sus calles acompañando a las Cofradías locales.
Sus procesiones y celebración de la Semana Santa son de las más antiguas de Andalucía, desde que la población fue liberada del dominio musulmán por las tropas cristianas de los Reyes Católicos en 1486.
Origen y primeras referencias
La existencia de los Incensarios está documentada desde el 1765 cuando se les cita por primera vez en las cuentas presentadas por los Hermanos mayores de la Hermandad de Jesús de la Humildad.
En estos documentos se enumeran a los incensarios que procesionaban el Jueves Santo por la tarde y cuánto dinero pagaban por hacerlo. Así que si ya se les nombra en esas fechas se deduce que su existencia y origen es anterior.
Tradicionalmente había solo tres "corrías" de Incensarios, cada una vinculada a una de las tres grandes procesiones y momentos de la Semana Santa lojeña: la del Jueves Santo, la del Viernes Santo por la mañana y finalmente, el Viernes Santo por la noche.
Color de la ropa
Cada grupo de incensarios expresa, con sus canciones (llamadas sátiras -saetas-), movimientos, y sobre todo con el color de sus ropas, el momento de la Pasión de Cristo: empieza por el blanco el Jueves Santo, el blanco y negro el Viernes Santo por la mañana y a partir de las tres de la tarde, aparece el negro absoluto.
Actualmente cada cofradía o hermandad tiene su propia corría de incensarios que entran y salen del desfile procesional en lugares preestablecidos, pero históricamente participaban solo la Corría de los Blancos, la más antigua, con su vestimenta totalmente blanca; la Corría de la Pescá, con túnica negra y pañuelo blanco anudado al cuello; y la Corría del Sepulcro, conocida como "los enterraores", de negro absoluto, indicando el luto por la muerte de Cristo el Viernes Santo por la noche.
El elemento más llamativo de la vestimenta es el "morrión", el capirote revestido de seda o raso y decorado con abalorios de cristal y pedrería que portan sobre su cabeza.
Canto de saetas
Además de los movimientos o "golpes", los incensarios tienen su propio canto denominado sátira en la que cada miembro canta un verso, pero incluso el público interviene de manera espontánea y respetuosa cantando algunos fragmentos.
El porqué a las saetas se les llama sátiras en Loja puede deberse a la deformación fonética de la palabra sagitta, saeta o flecha en latín, y son cantadas en puntos concretos del itinerario de las procesiones.
Evidentemente, los temas tratados son la Pasión de Cristo y los Dolores de la Virgen, pero también se hace referencia a otros personajes de la Semana Santa lojeña, como san Juan Evangelista, santa Marcela, así como los propios incensarios o barrios del municipio.
Danzas cargadas de simbolismo
Las danzas de los incensarios se conocen como movimientos y siempre se realizan antes y después de cantar. Consisten en la coordinación de los ocho integrantes del grupo o corría para moverse y formar figuras simbólicas, como una cruz o una media luna.
Los movimientos no son excesivamente vivos en ritmos, pero tienen su propio compás. Incluyen genuflexiones, reverencias, zapatazos y el elemento fundamental es el de las tres de codo, que se hace con el cacharro -incensario- en mano, sujeto de las cadenas por encima de la tapa, y agitando tres veces consecutivas hacia arriba y hacia abajo.
De esta forma se remueven las ascuas y el incienso de la cazoleta sale del braserillo con su aromático humo. Subiendo y bajando la tapa del incensario se produce el sonido con las cadenillas y, gracias al uso de la naveta del incensario, se pone fin a los cantos.
Todos los movimientos y sonidos generados deben estar coordinados, de manera que todos los componentes de la corría parezcan como uno solo.
Mensaje evangelizador
La función de este grupo de hombres es llevar incienso a los altares y a las imágenes religiosas, pero también llevar un mensaje religioso al pueblo que expresan con sus cantos y danzas, con un ligero toque marcial, como si se tratara de una guardia.
Gracias a su figura se divulga el mensaje de la Pasión y Muerte de Jesús entre el cortejo y los espectadores del recorrido, a modo de evangelización teatralizada. El lenguaje simbólico de las danzas refuerza el mensaje y lo hace más llamativo.
Monumento en su honor
En 2015, el Ayuntamiento de Loja y la Agrupación de Hermandades y Cofradías promovieron la realización de una escultura metálica que reproduce a un incensario, con el característico morrión y un cacharro- incensario- en sus manos.
La escultura está en el centro de la población, junto a la conocida como "fuente del Moco", y fue realizada por el escultor Santiago Peña.
Para conocer más sobre los incensarios, podéis visualizar este vídeo.