Santo Domingo Savio fue un adolescente, discípulo de san Juan Bosco, a quien conoció a los doce años y que pronto alcanzó la santidad. Su amor intenso y profundo a Jesús fue algo que sembró un buen ejemplo en quienes lo rodeaban, sobre todo en sus compañeros.
Domingo era un chico brillante, y como cualquier niño de su edad, gustaba de la diversión y reía demasiado en clase. Le encantaba jugar, pero también dedicaba largas horas a la oración.
Un agradable intercesor
Este tierno adolescente, amante de la paz, dedicó su corta juventud a predicar sobre Jesús y su inocente muerte con la que pagó por nuestros pecados; murió de una grave enfermedad cuando solo tenía 15 años.
Este joven santo es un poderoso y agradable intercesor ante Dios, a quien podemos encomendar, especialmente, a nuestros adolescentes.
Santo Domingo Savio, ¡ruega por nosotros!