"Si falta la esperanza, todas las demás virtudes corren el riesgo de derrumbarse", advirtió el Papa Francisco en la audiencia general del 8 de mayo de 2024 en la Plaza de San Pedro. En este mes de mayo, que la Iglesia católica dedica a la Virgen María, una estatua de Nuestra Señora de Luján -un santuario argentino- ocupó un lugar de honor en el podio junto al Papa durante la audiencia.
Continuando su serie de catequesis sobre las virtudes teologales, el Papa meditó sobre la esperanza, que definió como la respuesta a "la pregunta absoluta": "¿Qué será de mí? ¿Cuál es el destino de mi viaje? ¿Cuál es el destino del mundo?"
La esperanza cristiana, explicó el Pontífice, "no se debe a los propios méritos, […] no es una obstinación de la que queramos convencernos". Se basa en "la Resurrección de Cristo", que nos da la "certeza de que ninguna derrota y ninguna muerte son eternas". "Si no se cree en la resurrección de Cristo, entonces todo se vuelve vacío", dijo el jefe de la Iglesia católica.
"Si el camino de la vida no tiene sentido, si la nada está al principio y al final", las virtudes se convierten en "un esfuerzo vano", continuó Francisco. Y expresó las dudas de un hombre acosado por la "desesperación humana": "He intentado ser virtuoso, ser prudente, justo, fuerte, templado. También he sido un hombre o una mujer de fe… ¿Qué sentido tenía mi lucha?
Obstáculos a la esperanza
El Papa Francisco elaboró una lista de actitudes que obstaculizan la esperanza: "Nuestra nostalgia, […] nuestra melancolía, cuando pensamos que las alegrías pasadas están enterradas para siempre, […] cuando nos desanimamos a causa de nuestros pecados, olvidando que Dios es misericordioso". También han perdido la esperanza los cristianos que "no tienen el valor de tomar decisiones que les comprometen para toda la vida", dijo.
Por último, el 266º Papa habló de la paciencia, "una virtud que va de la mano de la esperanza". "Las personas pacientes […] persisten en querer la paz, y mientras algunos tienen prisa y querrían todo enseguida, la paciencia tiene la capacidad de esperar", declaró.
Durante su saludo a los peregrinos de lengua española, el Papa rezó una oración por Argentina, refiriéndose a la Virgen de Luján, patrona de su país natal. Antes de abrir la audiencia, el Papa presentó sus respetos a la estatua que adornaba el estrado, a la que entregó un ramo de flores.