El Papa Francisco descarta claramente la posibilidad de ordenar mujeres diaconisas, en un nuevo extracto de una entrevista con la cadena estadounidense CBS, emitida el 21 de mayo de 2024. El acceso de las mujeres al diaconado es uno de los temas más debatidos actualmente en la Iglesia. Dos comisiones vaticanas ya han estudiado la cuestión -sin que se hayan publicado los resultados- y está previsto que el tema se ponga sobre la mesa en la asamblea sinodal sobre el futuro de la Iglesia del próximo mes de octubre.
En esta entrevista grabada el 24 de abril en vísperas de la Jornada Mundial de la Infancia organizada en Roma los días 25 y 26 de mayo, la periodista Norah O'Donnell pregunta al Pontífice si "una niña pequeña que crezca como católica hoy tendrá la oportunidad de ser diácono y participar como miembro del clero en la Iglesia". "No", respondió Francisco sin dudarlo.
A continuación, el jefe de la Iglesia católica aclaró en español su pensamiento sobre el diaconado femenino. "Si son diáconos con órdenes sagradas, no", dice. "Pero las mujeres siempre han sido diaconisas sin serlo, ¿no? Las mujeres ofrecen un gran servicio como mujeres, no como ministras […] dentro del orden sagrado". La respuesta del Papa argentino no excluye la posibilidad de que un día la Iglesia instituya -y no ordene- mujeres diáconos.
El posible acceso de las mujeres al diaconado es uno de los temas más debatidos entre los participantes en el Sínodo sobre la Sinodalidad, una reflexión mundial destinada a hacer una Iglesia más participativa y acogedora, menos centralizada y clerical. En la asamblea internacional de octubre de 2023, los miembros pidieron "profundizar la investigación teológica" sobre este tema, basándose en particular en los resultados de las comisiones creadas por el Papa en 2016 y 2020.
Aunque las conclusiones de sus trabajos nunca se han hecho públicas, sí sabemos, según una fuente vaticana contactada por I.MEDIA, que los trabajos de la segunda comisión -cuyos miembros están sujetos al secreto pontificio- fueron presentados al Papa a finales de 2022. En su documento de síntesis de octubre, el Sínodo pidió que estos resultados se presentaran en la próxima sesión de la asamblea, sugiriendo que este trabajo podría así avanzar.
Sin embargo, la asamblea sinodal se dividió entre los que consideraban que el diaconado femenino sería "inaceptable porque sería discontinuo con la Tradición", y los que opinaban que "restablecería una práctica de la Iglesia primitiva".
Dos concepciones opuestas del diaconado femenino
Aunque los historiadores están de acuerdo en que las mujeres diáconisas estuvieron presentes en los primeros siglos de la Iglesia, en la actualidad existen dos concepciones opuestas sobre la naturaleza de la ordenación de las diaconisas.
La primera es que eran ordenadas por la imposición de manos y que este ritual tenía una dimensión sacramental. La segunda adopta el punto de vista opuesto, considerando que el diaconado femenino nunca pudo ser el equivalente del diaconado masculino, que no era un sacramento, sino una especie de ministerio instituido -como lo son hoy los ministerios de catequista o lector, que están abiertos a los laicos-.
Detrás de este debate sobre la naturaleza de la ordenación de diaconisas en el cristianismo primitivo subyace la cuestión de si tal ministerio podría volver a la Iglesia católica actual.
En 2003, la Comisión Teológica Internacional (CTI) trató de abordar esta cuestión fundamental aportando dos elementos de discernimiento. En primer lugar, consideró que no era posible equiparar a las diaconisas con los diáconos de los primeros siglos de la Iglesia. Pero no cerró la puerta a la posibilidad de que la Iglesia avanzara algún día hacia un diaconado femenino, dejando al gobierno de la Iglesia la tarea de pronunciarse con autoridad sobre la cuestión.
Con el Concilio Vaticano II y las aportaciones de los sucesivos papas, en particular Juan Pablo II y Benedicto XVI, se estableció una distinción teológica entre los ministerios de los obispos y sacerdotes, que actúan "en nombre de Cristo Cabeza" y que solo pueden ser hombres, y los diáconos, que no tienen ministerio sacerdotal. En su conclusión, la CTI recuerda claramente esta distinción. Para algunos, esto deja abierta la posibilidad de un diaconado femenino no ordenado pero instituido.