Claire y Louis se conocieron a través de los scouts. Tres años más tarde se casaron. Louis era psiquiatra infantil, Claire arquitecta, y se instalaron en Normandía. Durante cuatro años se enfrentaron a la dolorosa incomprensión sobre la infertilidad que no les permitía tener hijos. Además, tuvieron abortos espontáneos varias veces. Cuando toda esperanza parecía haberse desvanecido, descubrieron que Claire estaba embarazada. A esta gran alegría se añadió una pequeña sorpresa…
"Nos encontrábamos en la sala de ecografías, febriles, preguntándonos si nuestro bebé estaría bien. Y entonces, inmediatamente, los vimos a los dos, muy vivos, ¡bailando y dando patadas! Nos reímos, lloramos, ¡fue una locura! En la euforia de este momento increíble, llegué a pensar: '¡Ya está, mi familia tiene dos vestidos de bautizo!'"
Claire y Louis vieron su embarazo de gemelos como un inmenso regalo del cielo, tras años de espera, enfados y oraciones. "Tuvimos la suerte de no estresarnos nunca por esta sorpresa. Fue una bendición. Nos dijimos que al menos tendríamos dos hijos". Al igual que el embarazo, el parto fue perfecto: Henri y Georges vinieron al mundo.
"Sin prematuridad, sin cesárea, sin incubadora, sin problemas de salud para ellos ni para mí. En comparación con todas las preocupaciones asociadas a un embarazo múltiple, tuvimos la gran suerte de tener una llegada tranquila".
Después del parto, los cuatro vivieron muy tranquilos. "Gracias a un permiso de paternidad bastante largo, estábamos juntos, felices y viviendo esta increíble experiencia después de cuatro años difíciles. Y como eran nuestros primeros hijos, no podíamos decirnos que era más fácil con uno solo. Estos gemelos fueron una bendición tan grande que nunca pensamos que hubiéramos preferido tener por cada embarazo. Creo que realmente te cambia la perspectiva".
Cuando la vida se desborda
Ante la alegría de este regalo del cielo y estos bebés tan fáciles, Louis y Claire se sentían preparados para ampliar la familia. Henri y Georges tenían solo ocho meses cuando Claire descubrió que estaba embarazada de nuevo.
"¡Me quedé alucinada de lo rápido! Pero feliz. Me sentí reconciliada con mi fertilidad como mujer. Este segundo embarazo realmente arregló algo en mí y en nuestra relación".
Por supuesto, Louis y Claire están convencidos de que tener gemelos es una oportunidad única en la vida. "No hay ninguna posibilidad", les dice la comadrona en la ecografía, "¡o tendréis que jugar a la lotería!" Y sin embargo… "una vez más vimos a dos bebitos bailando en la pantalla. Incluso nos preguntamos si habría vuelto a poner la película de la última vez por error".
Esta vez, el miedo se apoderó de Claire. "Todo parecía adquirir proporciones enormes: el equipo, las habitaciones, el coche…". La profesión médica está muy preocupada. No hay estudios sobre mujeres que hayan tenido gemelos dos veces en el espacio de un año y medio. Así que temieron la prematuridad. Y sin embargo, una vez más, Claire tuvo la suerte de tener un parto tranquilo, sin complicaciones y a término: nacieron Augustine y Joseph.
Al mismo tiempo, la pareja acababa de comprar una casa en la que había que rehacerlo todo. Los recuerdos de Claire sobre sus primeros años de vida con cuatro hijos son un poco borrosos. "No pensaba en ello, simplemente me ponía en modo automático, al 100 % para mis hijos, mientras que mi marido estaba al 100 % para la casa, para que pudiéramos vivir allí lo antes posible".
Augustine y Joseph tenían dos meses y medio cuando por fin se mudaron los seis. La casa no estaba terminada del todo, pero eso era secundario para ellos. "¡Tenemos cuatro niños sanos y eso es lo que realmente importa! Todos nuestros hijos llegaron al mismo tiempo. Probablemente todos se irán de casa al mismo tiempo. Nunca olvido que estos años son preciosos e irremplazables".
Un reto diario
¿Ser madre de dos pares de gemelos es un gran reto? "Soy madre de niños pequeños, así que no me siento bien situada para dar consejos. Pero quiero decir a las madres de gemelos: ¡qué suerte! Dios les ha hecho el increíble regalo de tener un mejor amigo para toda la vida". A Claire le fascina cada día observar su relación y su carácter. Verles, desde el principio de sus vidas, dialogar y aceptarse mutuamente y sus diferencias.
Por supuesto, el día a día no es un picnic. Louis, médico de profesión, dejó de trabajar en urgencias y tomó decisiones profesionales, creyendo que su trabajo número uno era estar en casa. "No tenemos la opción de ser un equipo, ¡así que somos un equipo muy unido!". De hecho, Claire y Louis son los únicos que pueden cuidar de los cuatro niños cada uno por su cuenta. Para salir, ¡necesitas dos canguros! Para cuidarlos, ¡necesitas dos abuelos!
¿Un ejemplo de logística difícil? La salida del colegio. "En concreto, para recoger a los niños mayores a las 16:30, cojo el metro con los más pequeños en un cochecito doble, que empieza a pesar, ¡tienen dos años! Los mayores tienen que sujetar el cochecito y yo me encargo de que nadie se pierda en el metro. O vengo en coche, pero el colegio no tiene aparcamiento, ¡así que es una vigilia constante en la calle para desatarlos a todos, cogerlos de la mano y volver a atarlos uno a uno en el coche!
Después de esos primeros años en el desierto, Claire se dice a sí misma que tal vez necesitaban este tiempo de prueba y paciencia para poder, hoy, ¡ser conscientes de la alegría y la suerte de haber acogido a estos dos pares de gemelos!
"Por supuesto, me hago mil preguntas cada día. A menudo me desanima la imperfección de nuestras oraciones familiares, por ejemplo". Pero Claire acaba de regresar de una peregrinación para madres y una conversación con un sacerdote la tranquilizó: "Deja de sentirte culpable", le aconsejó. "Su camino hacia la santidad está hoy ante todo en la sencillez de su vida cotidiana con sus cuatro hijos". Es una misión que Claire está decidida a asumir, con su marido, ¡con alegría y gratitud!
