"Quizás no tengamos la culpa de la facilidad con la que la pornografía encuentra a los niños hoy, pero sí podemos protegerles del daño que se ha comprobado que les causa". Lo asegura la psicóloga Sonsoles Gallo Martínez, coordinadora de proyectos pedagógicos de los diez colegios del CEU en España. Y ofrece a Aleteia tres propuestas para prevenir a los menores de caer en las redes de la pornografía.
1Pararme y conocer qué emoción provoca en mí la pornografía
En primer lugar, Gallo invita a la persona que quiere acompañar al menor a pararse y preguntarse sobre lo que se siente cuando estamos delante de la pornografía.
Mirarse a uno mismo es necesario para conocerse y descubrir qué emoción provoca la pornografía en mí para identificarlo, poder ser responsable de ello y acompañar a los menores en esta realidad.
De este modo, podré acoger la emoción que suscita en el menor, es decir "nos tenemos que revestir de adultos en la prevención y en la reparación".
"La pornografía distorsiona el desarrollo de la conciencia -advierte la psicóloga- y si no me he trabajado como adulto, puedo transmitir mis fantasmas".
2 Mostrar el bien
"Si muestro el bien, no voy a querer el mal, o cuando me encuentre el mal lo voy a poder identificar", asegura Gallo.
La psicóloga destaca la importancia de transmitir la belleza y el verdadero significado del coito que en la pornografía es sustituido por una mera utilización de la persona para el propio beneficio personal buscando provocar una excitación, eliminando cualquier componente afectivo.
"La excitación es el aviso, la antesala de algo tan grande como es la penetración, que es ser una sola carne, para llegar a la resolución, es decir, la vivencia del orgasmo, que es la exaltación del vínculo más potente que puede haber entre un varón y una mujer", resume.
"Prevenir es acompañarlos al bien, mostrarles la verdad, la bondad y la belleza. Porque si me dan a elegir entre un apartamento bonito en la playa o un baldío sucio, elegiré el que tiene vistas al mar. La pornografía lleva al estercolado de deshechos ".
3Dialogar
Gallo continúa destacando la importancia de confiar en los niños, adolescentes y jóvenes y dialogar con ellos: hay que explicarles que pueden tomar medidas porque la pornografía les va a buscar.
El diálogo con el menor debe estar revestido de realismo y misericordia
Este diálogo con el menor tiene que estar revestido de realismo, pero también de misericordia. Realismo, porque la realidad de la pornografía se da entre nuestros menores.
Y esto hay que abordarlo con valentía, pero también con misericordia, porque solo desde una acogida verdadera al menor será posible la sanación y reparación de un corazón herido.
"La tarea del educador es permanecer fiel a una propuesta que unifique -concluye la psicóloga-, una propuesta de salvación, con el sentimiento, la inteligencia y la voluntad cristificadas".