A aquel humilde carpintero, san José, le fue confiada una tarea importantísima por parte de Dios: custodiar los corazones de María, su esposa y de su hijo, Jesús. Él, en respuesta, ejerció su labor de padre de la mejor manera hasta el final.
Por definición entendemos que padre es aquel hombre que tiene ciertas cualidades que lo hacen merecedor de ese título, como lo son su carácter protector y el afecto hacia sus hijos.
Sin embargo, yendo más a fondo, comprendemos que un padre es más que esas cualidades; es aquel que busca dar lo mejor de sí por su familia, que con su esfuerzo diario le da bienestar a sus hijos y todo por un sencillo motivo que los mueve a sacrificarlo todo: el amor.
La paternidad de san José
Sin duda, hoy más que nunca, merece la pena resaltar su ejemplo de paternidad santa, respetuosa y bien enfocada, pues hay una falta de presencia de quien debe ser la cabeza del hogar y ver por su familia, como lo hizo este santo patrono de la Iglesia.
Con corazón de padre
El Papa Francisco, en su encíclica Patris Corde (Con Corazón de Padre), resaltó su valentía al asumir la paternidad legal de Jesús. Lo que nos permite encontrarnos con su dulce y tierno amor por Dios y su familia.
Este amor es, sin duda, incondicional e interminable, por lo que san José se mantuvo siempre firme a su misión, no como una obligación impuesta por Dios, sino más bien por amor.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cómo imitar a este humilde, pero virtuoso carpintero que es un padre por excelencia? Estas son las virtudes que le ayudaron a ser el mejor padre virginal de Jesús y padre espiritual para toda la humanidad.
La paternidad de san José es servicio de salvación
El padre Albino Navarro escribió en su libro San José Ministro de Silencio que "san José fue llamado por Dios para ser ministro de la salvación; su paternidad se expresó al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación".
Por lo que, en cada padre, debe haber un espíritu de servicio y entrega hacia sus hijos.
Preparación a la paternidad
A este santo varón no se le reveló su importante misión sino hasta que fuera el tiempo oportuno. Sin embargo, José se preparó para ser padre desde antes y sin saber que le sería confiada la paternidad del Rey de Reyes.
Adrián Aguilera, en su libro Yo soy su hermano José, destacó que José supo aprovechar al máximo su juventud "se preparó lo mejor que pudo y utilizó los medios a su alcance para adquirir la cultura necesaria a un hombre de su época, aprendió y desempeñó un oficio con la máxima competencia".
Estos dichosos sucesos nos permiten ver tan solo una parte del gran impacto que este hombre santo tiene en la juventud, en los novios, en los esposos y por supuesto en la Iglesia, ya que era tan bueno como padre que Dios le concedió la gracia paternal también de la Iglesia.