Desde el Viernes 19 al Domingo 28 de Julio, se llevó a cabo una experiencia de liderazgo católico en el IX Diplomado Internacional de Doctrina Social de la Iglesia, donde más de 100 líderes de América Latina y el mundo se unieron para desglosar la Agenda 2030 de la ONU, a la luz de un desarrollo humano integral sostenible. Una gran propuesta de estudio y acción para los tiempos que necesitan una intervención de fe y esperanza.
Pero más allá de la información general, lo vivido en estos días en Queens, New York, desde la Universidad de Saint John's, sin duda marcará un antes y un después en el camino de la Iglesia Iberoamericana.
Más allá de las ponencias y los temas que maravillosamente expusieron personalidades destacadas de nuestra Iglesia Católica como: el Cardenal Christophe Pierre, Nuncio Apostólico de EE. UU; Mons. Timothy Broglio, Presidente de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos; Cardenal Odilo Pedro Scherer, Arzobispo de San Pablo; Rodrigo Guerra López, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina y tantos otros que dieron la inspiración y el conocimiento para avanzar sobre las necesidades urgentes que el mundo tiene que revertir.
"No se puede esperar nada de alguien que no tiene a Cristo en su corazón"
La pregunta más urgente es: ¿Estamos capacitados como laicos católicos para tener una verdadera y fructífera intervención en los temas globales que necesitan ser transformados?
La vivencia de estos días lleva al agradecimiento a Dios por las personas, hermanos en el camino de la Fe, que tienen no sólo el conocimiento para involucrarse de manera digna, sino que además conservan la autoridad santa y las agallas para levantar la voz de la Dignidad Humana y el Desarrollo Integral Equitativo. Este IX Diplomado ha sido un momento de alegría y celebración.
Entre tantas cosas dichas en este encuentro, resalta una frase que dijera el Padre Aidan Rooney CM: “No se puede esperar nada de alguien que no tiene a Cristo en su corazón”. Y una de las razones por la que cada integrante regresa feliz a sus lugares de residencia es porque en todo este encuentro nunca se dejó de lado la relación con Jesús y se partió desde allí para cada tema y desafío.
Es posible, porque caminamos con Aquel que hace posible, lo imposible
Finalmente, la invitación. Somos muchos más los Líderes que estamos dispuestos a transformar la realidad de manera global, somos muchos los que buscamos que cada vez más personas tengan su encuentro personal con Jesús, muchos más Líderes que en vez de quejarnos, avanzamos en un cambio radical donde la presencia viva del Espíritu Santo lo tiña todo de paz, esperanza y amor. Para ellos, algunos pueden estar leyendo este artículo, nace la invitación a la unión fraterna que nos hace fuertes en Jesús.
Es posible el cambio. Es posible cuando varias personas impulsadas por la fuerza del Espíritu se unen para darle Gloria a Dios. Es posible, si dejamos de lado las diferencias para trabajar en las concordancias. Es posible cuando le damos rienda suelta a nuestros talentos y carismas. Es posible, porque caminamos con aquel que hace posible, lo imposible.
