La Divina Providencia a veces es malinterpretada. No se trata de una virgen ni de un santo, se refiere al sustento que hace Dios de sus criaturas, a quienes provee de lo necesario para que vivan y cumplan con su voluntad. Por eso debemos tener confianza en que Él sabe bien lo que necesitamos.
¿En qué consiste la Divina Providencia?
Dice el Catecismo de la Iglesia católica que:
La Divina Providencia consiste en las disposiciones por las que Dios conduce con sabiduría y amor todas las criaturas hasta su fin último (CEC 321).
Cristo nos invita al abandono filial en la providencia de nuestro Padre celestial (cf Mt 6, 26-34) y el apóstol san Pedro insiste: "Confiadle todas vuestras preocupaciones pues él cuida de vosotros" (1 P 5, 7; cf Sal 55, 23) (CEC 322).
Además, el Señor actúa a través de otros, dejando en libertad a las personas para trabajan con Él:
La Providencia Divina actúa también por la acción de las criaturas. A los seres humanos Dios les concede cooperar libremente en sus designios (CEC 323).
Confianza sin abusar
Cuando confiamos en que el Señor nos ayudará para conseguir lo que nos hace falta, estamos haciendo un acto de fe. Es sumamente deseable que dejemos en sus benditas manos nuestras preocupaciones, sabiendo que Dios, porque es nuestro Padre, se hará cargo de ellas.
Sin embargo, hay quienes piensan que con solo pedirlo, se resolverá su problema, sin entender que deben poner de su parte para que, efectivamente, se llegue a la solución.
Entonces, ¿cómo confiar en Dios sin abusar?
Algunos ejemplos de confianza en la Divina Providencia
El Evangelio de san Mateo recoge las palabras del Señor Jesús:
"No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?' Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura" (Mt 6, 31-33).
Buscar el Reino y su justicia quiere decir trabajar para Dios. ¿Cómo se hace eso?:
- Dando gracias por la vida al amanecer y al irnos a dormir, a la hora de comer y por todo lo que recibimos cada día.
- Cumpliendo los mandamientos y frecuentando los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión.
- Ayudando a los necesitados con lo que podamos, no solo dando lo que nos sobra.
- Rezando personalmente y en familia, por nosotros y por quienes pidan nuestras oraciones, dando un lugar especial al santo rosario.
- Tratando bien a todos, sobre todo a nuestra familia y a quienes conviven con nosotros.
- Haciendo bien lo que nos corresponde: en el trabajo, la escuela, la casa, etc.
- Dando buen ejemplo a todos, de palabra y de obra, siendo coherentes con lo que predicamos.
- Instruyéndonos en la fe católica para saber dar razón de ella.
- No avergonzándonos de ser cristianos católicos, hablando de las maravillas que ha hecho Dios en nosotros.
Parece poco, sin embargo, estas acciones concretas hablarán de nuestra confianza en Dios, Quien estará en primer lugar en nuestra vida, y Él, tenlo por seguro, se ocupará del resto.