Dicen que todo en exceso es malo, por lo que si no llevamos una adecuada rutina de alimentación y de ejercicio esta puede caer en trastornos mentales como la vigorexia.
La vigorexia se caracteriza por una obsesión patológica con el desarrollo muscular y la apariencia física. Las personas que sufren de vigorexia suelen tener una preocupación excesiva por el tamaño y la definición de sus músculos, a menudo llevándolas a realizar entrenamientos intensos y a seguir dietas extremadamente rigurosas.
Esta obsesión puede llevar a comportamientos dañinos, como el uso excesivo de suplementos o esteroides, y puede afectar negativamente a su bienestar físico y mental. Aunque puede parecer similar a una simple preocupación por el fitness, la vigorexia va más allá y afecta profundamente la vida diaria y la salud de quienes la padecen.
Los estragos de la vigorexia
Ximena Bonilla, especialista en nutrición, compartió para Aleteia la importancia de tomar en cuenta lo que ocurre cuando nos ejercitamos demasiado:
"Al sobre entrenar al cuerpo se desencadenan muchos procesos pro inflamatorios que a simple vista no podemos ver, y es ahí en donde obtenemos el resultado contrario: aumenta el nivel de cortisol, la fatiga muscular extrema y el porcentaje de grasa, para que el cuerpo tenga reserva energética. Internamente el cuerpo no necesariamente está saludable".
Cada cuerpo es diferente y necesita rutinas distintas, por lo que es mejor darle al cuerpo lo que necesita, en este caso, puedes optar por deporte o actividad que disfrutes, ser paciente y amable contigo, y no compararte con los procesos de los demás, señaló Ximena.
Algunos síntomas a considerar:
- Ejercicio intenso y compulsivo
- Preocupación excesiva por la masa muscular
- Dietas extremas
- Uso de suplementos y esteroides
- Sentimientos de culpa o ansiedad
- Insatisfacción corporal
¿Cómo crear un balance sano?
Nuestra especialista te da un consejo si quieres iniciar en el mundo fitness sin excederte y cuidar de tu cuerpo.
"Puedes iniciar con alguna actividad física que disfrutes y te guste hacer. A veces el ejercicio se puede volver aburrido o tedioso si es que no te gusta la actividad o deporte. Se vale probar distintos deportes hasta encontrar el que más te guste".
Regla de oro
Empieza de menos a más. Es normal que te emociones y quieras hacer de dos a tres horas de ejercicio al día sin darte tiempo para descansar, y sin cuidar el tiempo necesario para que el el cuerpo asimile el cambio.
Ximena recomendó empezar con actividad física tres días a la semana, con sesiones de 30 a 40 minutos cada una para que el cuerpo se adapte y el cambio sea un poco más ligero.
Ama tu morfología corporal
Por último, nuestra especialista en nutrición nos invitó a no comparar nuestro cuerpo y a amar nuestro proceso.
"La realidad es que cada cuerpo reacciona totalmente diferente a los cambios. Además, cada cuerpo lleva un somatotipo (distinta complexión) y eso es algo que no se puede modificar tan fácil, porque es parte de ti. Aunque no sea fácil a veces, debemos de ponernos objetivos realistas y principalmente, amar y disfrutar el proceso sin compararnos".
Ponte en marcha y aunque este proceso no siempre será lineal, ten paciencia y ama cada parte de ti, valorando tus esfuerzos diarios.