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Viajar con lo justo: Ser feliz con lo mínimo

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María José García Crespo - publicado el 13/08/21 - actualizado el 21/12/22
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Aplicar la austeridad en el viaje también nos ayuda a ser felices. Aquí algunas ideas que los expertos en viajes suelen recomendar

Mientras preparaba las maletas para la peregrinación a Medjugorje me surgió una pregunta: ¿viajo con lo justo, como hacen los sacerdotes o las religiosas, o me equipo bien para estar guapa para mi marido? De este modo, tuve la opción de viajar con una maleta de cabina o facturar dos maletas un poco más grandes. 

Como me habían encargado comprar unas figuras de la Virgen opté por la segunda opción. De no ser así, habría sido mejor optar por la austeridad. Al fin y al cabo, no íbamos a la ópera de Viena, sino al festival de la juventud, lo que supone sentarse en el suelo y andar entre cultivos de viñedo.

Al llegar al aeropuerto de Dubrovnik nos llevamos la sorpresa de que nos habían perdido las maletas. ¡Todo nuestro equipaje, incluidas las medicinas! Realizamos la reclamación correspondiente pero con eso nos quedamos.

Al llegar a Medjugorje conseguimos adquirir algunos medicamentos y no tuvimos más remedio que comprar una muda de ropa. Así que nos apañamos lavándola a mano.

Realmente, si hubiésemos llevado una muda y las medicinas en la maleta de cabina  habríamos salido adelante perfectamente. 

Esto me hizo recapacitar. ¿Por qué a veces nos complicamos la vida? En ocasiones las cosas terrenales nos nublan la vista, ya que el objetivo es llevar almas al cielo, la vida eterna. ¿No es la sonrisa el mejor maquillaje de la mujer? ¿No  fue austera la Virgen María? 

Aplicar la austeridad en el viaje también nos ayuda a ser felices. Os lanzamos algunas ideas que los expertos en viajes suelen recomendar.

1Hacer una lista

Funciona igual de bien que la lista de la compra. Ayuda ser concisa y seleccionar las piezas justas. Puedes tener en cuenta la ropa/calzado, higiene personal y documentos. Olvidarse del “por si acaso”. No nos vamos a vivir a otra ciudad, sólo nos escapamos unos días. Aquí, el principio del minimalismo, “menos es más”, adquiere todo su sentido.

2La maleta de cabina o mochila

Dependiendo del tipo de viaje que vayamos a realizar será mejor una u otra.Lógicamente, la mochila es más adecuada si vamos a andar por montañas o altiplanos: o incluso, si nos hospedamos en una casa sin ascensor. Si optamos por la maleta de cabina, hay que tener en cuenta que cada línea aérea exige unas medidas.

3Selección de la ropa y el calzado

Las decisiones de la ropa y el calzado tendrán que ver con el lugar de destino y el tiempo que duran las vacaciones. Dependiendo donde vayamos nos podemos calzar deportivas. Es mejor ir cómodos. Si viajamos en avión, nos quedaremos congelados con unas sandalias. También es interesante llevar a mano un fular o pañuelo para proteger la garganta. Ir sin mangas o con pantalones cortos puede ser arriesgado en este sentido.

Si en nuestro lugar de destino tenemos posibilidad de lavar la ropa a mano y ponerla a secar podremos llevar pocas mudas. Colocaremos los zapatos en una bolsa de tela y cogeremos otra para guardar las prendas sucias.

4Método KonMari

La famosa gurú del orden nos enseña a mantener la ropa arreglada y que llegue a destino menos arrugada. La creadora de este método aconseja doblar la ropa en forma de paquetitos enrollados para evitar arrugas y deformaciones. Además, ganaremos muchísimo espacio.

Las prendas más firmes se colocan a la izquierda porque cuando la maleta se pone de pie son estas prendas las que mantienen el peso.

La ropa interior puede rellenar los huecos, pero corremos el riesgo de que, si nos hacen abrir la maleta en algún control, quede todo a la vista. Así que, podemos colocarla en una bolsa de tela y nos ahorramos un momento de verdadero apuro.

5Botella de agua

Ya que los precios en las zonas de embarque son desorbitados yo uso el truco de llevarla vacía para poder rellenarla en el lavabo del aeropuerto antes de subir al avión. 

6Productos de higiene personal

En los hoteles es bastante habitual que ofrezcan jabón, champú y secador de pelo. Si vamos a una pensión más modesta, es posible que esto no sea así. En ese caso podemos llevar botellas de 100 ml, las que permiten en la maleta de cabina.

Dependiendo del número de días puede que necesitemos más o menos elementos. No es lo mismo estar 15 días en París que 8 días en Fátima. En este último caso podemos prescindir del champú y usar el jabón de ducha para el pelo. Por unos días que no usemos champú o acondicionador no nos va a pasar nada. 

El desodorante roll-on es pequeño y ocupa poco espacio; cepillo de dientes y tubo de pasta dental pequeño (máximo 100 ml) peine, maquinilla de afeitar. Si ésta es de cuchilla, es posible emplear la espuma de cualquier jabón para el afeitado. 

Es recomendable introducir los productos líquidos en una bolsa de plástico con  zip o cerrarlas con un nudo. Imaginemos el desastre si el jabón líquido se sale durante el viaje y mancha toda la ropa. 

Para mayor orden, una posibilidad es colocar todos los productos de higiene en una bolsa de aseo. 

7Medicamentos

Si tenemos medicación crónica es mejor acompañarla de la receta médica para no tener problemas en la aduana o el control policial. Si el destino lo requiere, no olvidemos repelente de mosquitos y protector solar. 

En las familias siempre hay alguien propenso al mareo. En este caso, es importante llevar pastillas para evitarlo. El dimenhidrinato está indicado en la prevención y tratamiento de los síntomas del mareo producido por los medios de transporte por tierra, mar o aire, tales como náuseas, vómitos y/o vértigos en adultos y niños a partir de 7 años. Pero como es un medicamento, tengamos la precaución de consultar con el médico el farmacéutico porque puede tener efectos adversos. 

8Cargador de móvil y batería externa

Un cargador externo o una batería externa permitirá que nuestros dispositivos puedan usarse. 

9Auriculares

Los auriculares pueden hacer que el viaje se haga menos pesado. Es una buena ocasión para escuchar música, meditaciones o podcast.

10Apps

Si existe la posibilidad de disponer de internet durante tu estancia fuera de casa, podemos descargar aplicaciones que ocupen el transcurso del trayecto. 

Las medidas espirituales son las más importantes. Es bueno confesarse, comulgar y pedir al sacerdote que nos dé la bendición del viaje. Así, estamos perfectamente preparado.

No olvidemos la biblia en papel o digital, una lectura espiritual y el rosario ¡El Señor también nos acompaña en el viaje!

La austeridad es la sencillez y moderación en el vestir, en la decoración del hogar, en la comida… Educa nuestros apetitos. 

Esta virtud nos hace ser menos apresurados. Actuamos por objetivos y no por sentimientos, somos menos volubles y prescindimos de buscar el placer inmediato de forma obsesiva.

Si la vida es más sencilla podemos ser más felices. Las cosas materiales no nos dan la felicidad, sólo nos proporcionan un placer instantáneo. Con la austeridad  valoramos lo que tenemos, nos apegamos a las cosas terrenales en lugar de centrarnos en nuestro objetivo: salvar almas y llegar al cielo. 

Sin la anestesia de la abundancia llevamos mejor las frustraciones y los fracasos. Somos más desprendidos y sensatos.

Con la austeridad desarrollamos nuestra capacidad de admirar la obra de Dios.

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