"Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros”
Nos ocurre a todos en algún momento de nuestras vidas. Sentimos nostalgia durante la Navidad, sobre todo cuando los hijos se han marchado de la casa y ya no escuchamos sus risas, ni vemos el jolgorio que se forma alrededor del arbolito de Navidad, los presentes, o nos ayudan a armar el Nacimiento.
Hay un silencio que aturde el alma. Nos ocurre también cuando los seres amados se han marchado para la eternidad y nos hacen falta.
Fueron tantas las alegrías que las extrañamos, las necesitamos de vuelta.
Una alegría sin fin
Te diré un secreto. Esas son alegría maravillosas que llenan la vida, y valen la pena, pero son pasajeras. Lo sabes bien. Ahora vamos a buscar el gozo de lo eterno, que nunca acaba, que está siempre en nosotros, y de la presencia amorosa de Dios.
Te recomiendo para empezar este camino, una buena confesión sacramental. Restaura tu amistad con Dios. Vive en gracia.
Puedes y debes ser plenamente feliz esta Navidad. Sé generoso (a) con todos.
Vívela como si fuese la única en tu vida.
Haz que la Navidad sea una gran fiesta espiritual, un encuentro permanente con Jesús.
Vas a experimentar su presencia amorosa que lo llena todo, lo abarca todo y podrás exclamar con santa Teresa de Jesús: “SOLO DIOS BASTA”.
Fuera tristeza
¿Sientes tristeza? ¿Te parece que caminas en la oscuridad? Busca la luz del mundo, iluminará tus senderos, te guiará.
“Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida".
No puede haber mucho lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.
Actitud positiva, oración, compartir
Tu actitud optimista y positiva es importante. Igual que la oración. Este debe ser para ti un tiempo de oración profunda y gozo por la Revelación de la verdad.
Esta Navidad olvídate por un momento de ti y piensa en los menos afortunados.
Comparte lo que tienes, y no siempre es dinero. A muchos les basta una buena palabra, una sopa caliente, un abrazo, un rato de compañía.
Deja a un lado los apuros terrenales, las compras de última hora, los disgustos, los congestionamientos vehiculares y vive plenamente este Adviento que te prepara para la Navidad.
Hazlo sumergiéndote en la oración y la dulce presencia de Dios. ¡Tu vida será totalmente diferente!
¿Sientes aún nostalgia? Te ayudamos a ser feliz en Navidad. Lee este escrito.
La Navidad, si la vives a plenitud, te cambiará para siempre.
¡Ánimo! Dios va contigo.