El santuario es visitado por cerca de 200.000 peregrinos al año, que sin ningún miedo y pereza atraviesan el vertiginoso y sugestivo “sendero en la roca” con la única recompensa de llegar hasta la cima para saludar al santo y gozar de la espléndida vista panorámica.
Naturaleza y aire puro por doquier sin ninguna duda.
Historia del santuario
Romedio, en vida, tenía una gran fama de santidad. Muchos eran los que subían sin fatiga a pedir la bendición al santo y sus sabios consejos. Con su muerte esta fama se extendió, como así también sus milagros.
En la misma roca en la que vivió hasta su muerte, sus fieles decidieron construir una primera iglesia para albergar sus restos.
La iglesia se terminó de construir en el año 1000, con las piedras que allí subían los peregrinos.
En 1489 se inició la construcción de una segunda iglesia dedicada a San Giorgio.
Luego en 1514 se construyó la iglesia dedicada a San Miguel y en 1536 la iglesia principal de San Romedio.
Por último, se construyó la iglesia dedicada a la Adolorada, erigida en 1918, como signo de agradecimiento a la Virgen por la paz encontrada tras la tragedia de la Primera Guerra.
La fe en el santo del Valle era tan fuerte, que, a partir del siglo XV, los muros de la escalinata que conducía a la tumba del ermitaño se llenaron de exvotos.
Esta escalinata consta “nada menos” que de 131 escalones, que no es ningún impedimento para el hombre y la mujer de fe.
¿Y el oso en el santuario?
¿Qué tiene que ver uno oso con san Romedio? La historia la puedes encontrar aquí:
Recordando esta leyenda, en 1958 el senador Conde Gian Giacomo Gallarati Scotti, miembro honorario del comité fundador de la WWF en Italia, compró Charlie, un oso de circo destinado a morir porque había quedado ciego y lo donó al santuario de San Romedio.
Los franciscanos que están a cargo del santuario desde hace siglos, aceptaron con alegría al hermano oso “Charlie”.
No fue el único, desde entonces, el área de vida silvestre del santuario de San Romedio siempre ha dado asilo a ejemplares de osos destinados a un destino triste.
Hoy en el santuario de San Romedio se encuentra “Bruno”: un bello ejemplar de oso de los Cárpatos que vivía en cautiverio con una familia.
Bruno por ahora vive en semi libre, con paciencia lo están educando para que sea capaz de valerse por sí mismo y tener una “vida normal” de oso.
Fuente: visitvaldinon.it, ilovevaldinon.it