El triclinio leonino o el gran nicchione (nicho) como lo llaman “cariñosamente” los romanos, se encuentra en la Plaza San Juan de Letrán, muy cerca de la basílica y prácticamente al lado de la Escalera Santa.
Fue construido en el siglo IX por León III, es lo único que quedó visible de una sala de banquetes que formaba parte del palacio del pontífice (el Palacio de Letrán).
El mosaico del triclinio es cargado de significado, para poder entender la visión del mundo de un modo muy eficaz, la historia y sobre todo los roles de poder en la Alta Edad Media.
Más precisamente, expone una estructura de gobierno, un organigrama sobre quién está a cargo de qué. Una estructura organizada de forma “piramidal”, como era entonces la sociedad cristiana, dividida entre clérigos, guerreros y campesinos.
El mosaico, podríamos decir que se divide en tres partes, un semicírculo (arco) y dos laterales (pilas).
En los laterales se pueden ver la representación más antigua del estandarte del Estado Pontificio; de los siglos VIII y IX.
En la pila izquierda del arco, se puede observar a Cristo que entrega las llaves de las puertas del cielo al Papa Silvestre y el estandarte del poder temporal a Constantino.
En la pila derecha, se ve a San Pedro que imita a Cristo, confiando el palio a León III y la insignia imperial, el estandarte a Carlomagno.
La primera escena se refiere al siglo IV, y la segunda al IX.
¿Por qué aureolas cuadradas?
Si observamos con atención, algunos personajes están representados con aureolas cuadradas, esto es porque la cuadrada indica lo terrenal, y la circular lo celestial.
En el caso de León III y Carlomagno, están representados con la cuadrada porque en el momento de la realización del mosaico estaban en vida. Recordamos que Papa León III luego fue canonizado en el año 1673.
¿Un mensaje subliminal como algunas publicidades?
Podríamos decir que este gran “cartelón publicitario” a forma de mosaico, dejaba un mensaje muy claro y poco subliminal a todo el pueblo de la autoridad reinante.
Lo primero es que el poder sin ninguna duda procedía del pueblo, sino de Dios Primero: el poder no procedía del pueblo, sino de Dios, y esto se daba por descontado, como escribe Pablo en la Carta a los Romanos 13; 1
Por lo tanto Papa y Emperador estaban a la par en sus respectivos deberes, uno iluminaba y guiaba las conciencias de los cristianos, el otro los defendía, aseguraba la paz y castigaba a los condenados.
Aunque si, como muestra el mosaico, en caso de conflicto entre el emperador y el papa, era el papa quien prevalecía porque en ambas escenas, él está a la derecha de la autoridad que confería el poder.
Una curiosidad
Es interesante notar que en el mosaico central está representado a Jesús, con 11 apóstoles, sería sin el reemplazo de Judas, Matías, como es mencionado en los Hechos de los Apóstoles 1, 20 -26: