Dentro de una sala de torturas en Balakliya, en la región ucraniana de Járkov, ha aparecido una luz de esperanza rascada en la pared.
Las personas que sufrieron allí el horror de la violencia de los ocupantes rusos encontraron consuelo escribiendo en piedra y yeso el mayor mensaje de paz, esperanza y resurrección: la oración que el mismo Jesús enseñó a los discípulos: el Padrenuestro.
Las letras son difíciles de leer. Algunas son poco más que rasguños. Pero ese Padrenuestro… es inequívoco y clama ante Dios el dolor ya la vez la confianza del hombre en su Señor.
Si te preguntas cómo suena en ucraniano la oración más universal del cristianismo, que mantiene unidas a todas las Iglesias y confesiones, aquí tienes una versión cantada muy dulce: