Si pudieran experimentar la belleza de la vida monástica, muchas más personas la apreciarían e incluso la abrazarían. Con esta convicción, las monjas cistercienses del Monasterio De Nuestra Señora de Vico(Arnedo, La Rioja), fundado en 1456, se disponen a lanzar dos iniciativas inéditas.
Un Zoom único
La primera, el miércoles 19 de octubre, a las 19:30 de Madrid (14:30 en Buenos Aires, 12:30 en Ciudad de México, 13:30 en Miami); la madre Isabel Rivero Navarro, abadesa de esa comunidad, participará en el XIV Encuentro en Torno al Claustro con el tema «Experimenta la vida monástica».
El encuentro, organizado por la Fundación DeClausura, gratuito para todos los que quieran inscribirse, prevé el testimonio de la abadesa; seguido de las preguntas que quieran plantear los participantes.
Es posible inscribirse al encuentro Zoom en este enlace: XIV encuentro en torno al claustro con Sor Isabel de Vico.
Siete días en un monasterio
La segunda iniciativa, que será presentada precisamente en ese encuentro virtual por la madre Isabel, es todavía más inédita.
La abadesa ofrecerá la posibilidad a mujeres entre 18 y 60 años de hacer una experiencia monástica; viviendo en un monasterio «con las monjas y como las monjas».
«Solo pretendemos compartir con otras mujeres la vida fraterna que llevamos y que nos colma de alegría», explica la página web del monasterio.
La abadesa ha explicado a la Fundación DeClausura que, en esa semana, las religiosas compartirán, con las mujeres dispuestas a vivir esa experiencia monástica, su carisma y espiritualidad, su vida litúrgica, el trabajo, la comida y el descanso.
La primera mujer en ser acogida en el monasterio pudo vivir la pasada Semana Santa con la comunidad. Hasta la fecha, diez han sido las mujeres que han podido unirse a este monasterio durante siete días.
Rian, una de las mujeres que ya ha vivido esta experiencia monástica, confiesa que el gran don que vivido puede resumirse en una palabra: «paz».
«Dos meses después de la experiencia --explica Rian a la Fundación DeClausura--, puedo decir que, aunque la vida me sigue planteando retos y me pone delante decisiones que no siempre tengo claras, las afronto con más calma; estoy más tranquila y también me quiero más porque me trato mejor», confiesa.
Vivir por unos días la vida monástica
Una de las religiosas del monasterio, la hermana Carmen, explica los motivos que han llevado a la comunidad a ofrecer esta propuesta: «Pensamos que la gente de fuera nos conoce muy poco. Por eso invitamos a todas las personas, de cualquier religión que sea, a vivir con nosotras durante una semana, y esto conlleva rezar, trabajar y comer juntas».
«Para mí, ha sido una experiencia preciosa, porque he visto claramente lo que nos han aportado y enriquecido, todas las personas que han pasado por nuestro monasterio», explica la religiosa del Císter.
«Ha sido un toque de atención, para revisar nuestra vida --confiesa en declaraciones a la Fundación DeClausura--, para ver claramente, nuestra responsabilidad en la Iglesia».
La hermana Carmen reconoce que esta experiencia le ha ayudado a comprobar «que nosotras, las contemplativas, somos como esas zonas verdes de las ciudades: nadie se para a pensar qué es lo que hacen, pero sin ellas, el mundo se ahogaría».
«Nosotras con nuestra oración regamos esas ‘zonas verdes’ para que siempre estén ‘frescas’ y cumplan su cometido. Tenemos que estar siempre ‘abiertas’ para que el mundo camine hacia Dios».