"En este día de fiesta volvamos la mirada a Belén". El Papa ha pedido a los fieles vencer el "letargo del sueño espiritual y las falsas imágenes" de la fiesta de Navidad "que hacen olvidar quién es el homenajeado" y, especialmente, a quienes el niño Jesús vino a servir: pobres, hambrientos, desocupados, víctimas de guerra, desplazados, migrantes.
"Salgamos del bullicio que anestesia el corazón y nos conduce a preparar adornos y regalos más que a contemplar el Acontecimiento: el Hijo de Dios que nació por nosotros".
A las 12.00 horas del 25 de diciembre de 2022, solemnidad de la Navidad del Señor, desde el balcón de la Logia Central de la Basílica Vaticana, Francisco, antes de impartir la Bendición "Urbi et Orbi", dirigió el tradicional Mensaje de Navidad a los presentes en la Plaza de San Pedro y a quienes le escuchan a través de los medios de comunicación.
En su Mensaje de Navidad de 2022, el papa Francisco recordó que "Jesús nace entre nosotros, es Dios-con-nosotros".
"Viene para acompañar nuestra vida cotidiana, para compartir todo con nosotros, alegrías y dolores, esperanzas e inquietudes. Viene como un niño indefenso. Nace en el frío, pobre entre los pobres. Necesitado de todo, llama a la puerta de nuestro corazón para encontrar calor y amparo".
El Papa dijo que Jesucristo es también el camino de la paz. El niño nacido en un pesebre "abrió el paso de un mundo cerrado, oprimido por las tinieblas de la enemistad y de la guerra, a un mundo abierto, libre para vivir en la fraternidad y en la paz".
No vemos el belén por el apego al poder y al dinero
Entonces, instó a "despojarnos de las cargas que nos lo impiden y que nos mantienen bloqueados".
Las mismas pasiones negativas que "impidieron que el rey Herodes y su corte reconocieran y acogieran el nacimiento de Jesús: el apego al poder y al dinero, la soberbia, la hipocresía, la mentira".
Por ello, recordó que también en Navidad, "crudos vientos de guerra continúan soplando sobre la humanidad".
El Papa lució serio y solemne en varias ocasiones. Exhortó a contemplar "el rostro del Niño que nos ha nacido. Y en ese pequeño semblante inocente reconozcamos el de los niños que en cada rincón del mundo anhelan la paz".
Ucrania
El Papa recordó a los ucranianos flagelados por la guerra:
"Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra".
Así como pidió una Navidad concreta, anoche en la homilía de Navidad en la Basílica de San Pedro, instó "a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata".
Lamentablemente, afirmó "se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo. Pero la voz del Niño, ¿quién la escucha?", clamó el Papa.
La Tercera guerra mundial y grave carestía de paz
El Papa denunció la "grave carestía de paz". Pidió la paz de Cristo para "otros escenarios de esta tercera guerra mundia".
En esta línea, recordó los males que viven las poblaciones de Siria, Tierra Santa, Oriente Medio, Líbano, Sahel, Yemen, Myanmar e Irán.
El Papa hizo un especial llamamiento: "Que el Niño Jesús sostenga a las comunidades cristianas que viven en todo el Oriente Medio".
Entretanto, dijo: "pienso particularmente en el pueblo haitiano, que está sufriendo desde hace mucho tiempo".
Pensemos en las personas que sufren hambre
El Pontífice instó a pensar hoy también "en las personas que sufren hambre, sobre todo los niños, mientras cada día se desperdician grandes cantidades de alimentos y se derrochan bienes a cambio de armas".
Y lamentó que la guerra en Ucrania ha causado hambre en otras hemisferios: "La guerra en Ucrania ha agravado aún más la situación, dejando poblaciones enteras con riesgo de carestía, especialmente en Afganistán y en los países del Cuerno de África".
Y añadió: "Toda guerra —lo sabemos— provoca hambre y usa la comida misma como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo".
La comida no sea más que un instrumento de paz
Francisco hizo un llamado a quienes "tienen responsabilidades políticas—, para que la comida no sea más que un instrumento de paz. Mientras disfrutamos la alegría de encontrarnos con nuestros seres queridos, pensemos en las familias que están más heridas por la vida, y en aquellas que, en este tiempo de crisis económica, tienen dificultades a causa de la falta de trabajo y de lo necesario para vivir".
Sucesivamente, pidió encontrar a Jesús, la luz verdadera, en las personas rechazadas y así pidió ayudar a los "muchos extranjeros".
"No nos olvidemos hoy de tantos migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en busca de consuelo, calor y alimento".
"No nos olvidemos de los marginados, de las personas solas, de los huérfanos y de los ancianos que corren el riesgo de ser descartados; de los presos que miramos sólo por sus errores y no como seres humanos", abundó.
Belén nos muestra la sencillez de Dios
"Belén nos muestra la sencillez de Dios, que no se revela a los sabios y a los doctos, sino a los pequeños, a quienes tienen el corazón puro y abierto (cf. Mt 11,25)", expresó el Papa.
"Urbi et Orbi"
‘Urbi et Orbi’ es la bendición más solemne que imparte el Papa, y sólo él, dirigida a la ciudad de Roma y al mundo entero.
"Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud", expresó el Papa, quien estuvo precedido de una cruz procesional y acompañado de cardenales, diáconos y ceremonieros.
Así, Francisco otorgó a los fieles la remisión por las penas debidas por pecados ya perdonados.
Esta bendición tradicionalmente se imparte dos veces al año: el Domingo de Pascua y el día de Navidad.
Para leer el mensaje completo del Papa ir aquí.