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Emergencia climática en Chile y el apoyo incansable de la Iglesia

CHILE
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Ingrid Saavedra T. - Aleteia Chile - publicado el 28/06/23
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Una nueva catástrofe afecta a la zona centro-sur del territorio chileno, una emergencia climática que costó la vida de dos personas, deja casi 5 mil damnificados, viviendas bajo el agua, toneladas de barro por limpiar, caminos intransitables y donde la iglesia y los equipos de pastoral social han sido el pilar en la ayuda humanitaria que se ha generado.

Los chilenos reconocemos la «resiliencia» como parte de nuestra cultura, vivimos en un país que constantemente se ve afectado por diversas catástrofes, dadas en parte por su geografía, pero también porque todavía no logramos hacer un avance real respecto de la Gestión del Riesgo de Desastres y a un cuidado efectivo de nuestra «casa común» (Laudato Sí).

El foco de esta emergencia está nuevamente en la zona centro-sur del país, la misma que el reciente verano sufrió la ferocidad de dantescos incendios forestales. Ahora, ha sido un gran sistema frontal el que provocó inundaciones, salidas de cauce de varios ríos, colapso de puentes y carreteras, arrasando con pueblos completos.

Una red eclesial de apoyo inmediato

En medio de este duro escenario, ha sido la iglesia católica, por medio de sus párrocos, equipos de pastoral social y muchos voluntarios, los que han salido desde el primer momento a apoyar a las cientos de familias que han resultado, en muchos casos con pérdida total de sus bienes.

De esto dio cuenta desde Cáritas Rancagua, su director, César Morales:

«Apenas tomamos conocimiento de los daños que la emergencia estaba ocasionando, implementamos un centro de acopio  y una campaña de recolección de artículos de primera necesidad. Con el paso de las horas nos encontramos con situaciones de mayor complejidad y fuimos viendo la magnitud. Hay sectores donde después de 50 años volvió a pasar el río, arrasando con todo y generando enormes consecuencias».

«Activamos las redes de trabajo con las parroquias, los equipos de pastoral social que son los que pueden actuar de inmediato con sus comunidades en terreno. Además, nosotros mantenemos operativos los comedores solidarios desde la pandemia, por tanto eso nos ha permitido apoyar con alimentación, en la medida que se ha requerido», prosiguió.

Hasta una parroquia bajo el barro

Desde el Maule, otra de las grandes zonas afectadas, Ronald Piña, coordinador de la Pastoral Social de la diócesis de Talca, estableció lo siguiente:

«Hemos podido tomar el pulso del desastre a través de los equipos de pastoral y de los sacerdotes, que son los primeros en activarse y nos mantienen informados de los acontecimientos. El pueblo de Licantén es uno de los sectores más afectados, la parroquia y casa donde vivía el párroco quedó bajo el barro, como casi todo en esa zona».

«Esto ya había sucedido en el 2008. Con los reportes recibidos, vamos haciendo el catastro de las necesidades, ya que  tenemos graves problemas de conectividad, las rutas cortadas por lo que no hemos podido acudir todavía. Estamos enviando un camión con 400 kilos de carbón y nosotros esperamos poder llegar este sábado a Licantén, para lo cual nos encontramos trabajando. Por ahora el foco está en la limpieza, que es lo más importante, pero sabemos que será una recuperación muy larga», completó.

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«Juntos en esta nueva emergencia»

Desde Cáritas Chile, el área social de la Iglesia, se activó también una campaña de recolección en dinero bajo el lema «Por un invierno solidario, juntos en esta emergencia climática».

Sobre el trabajo que conlleva, la encargada del Programa de Medioambiente, Gestión del Riesgo y Emergencias, MAGRE, de Cáritas Chile, Catherine Mella, indicó:

«Como siempre sucede en las grandes catástrofes, el mayor impacto  lo sufre la población en mayor situación de vulnerabilidad. Con esta campaña apoyamos en la primera fase de Ayuda Humanitaria a las comunidades. El objetivo es aportar con los artículos de primera necesidad, como lo son el agua, alimentos, ropa de abrigo, kits de higiene, herramientas, etc. Estamos desde el primer momento trabajando en red con los equipos territoriales, parroquias, capillas, con las diócesis que han resultado afectadas, somos un  puente de solidaridad para los damnificados».

Sobre lo que se espera para superar esta nueva emergencia, Catherine agregó: «Nuestra experiencia nos indica que el proceso de recuperación será de largo aliento. Con la campaña, esperamos generar una segunda fase de ayuda cuando se trabaje la recuperación y rehabilitación de las comunidades, tendremos que generar nuevos medios de vida que les permitan tener un sustento y volver a levantarse».

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El cuidado de nuestra «casa común»

Desde Cáritas Chile y los equipos de pastoral social enfatizan en el llamado a generar acciones concretas que trabajen la Gestión del Riesgo de Desastres de manera efectiva.

«Estamos en una una crisis climática global, que cada cierto tiempo nos remece con eventos como el que estamos viviendo. Ante esto es esencial prevenir, educar, informar para evitar que este tipo de desastres continúen sucediendo con la magnitud que hemos visto ahora. Esto lo estamos trabajando en Cáritas a través de nuestro programa de Ecología Integral, que tiene como fin  generar las condiciones que nos permitan contar con un mundo más habitable, que cuide la vida de las personas, las comunidades y también nuestros ecosistemas», apuntó la encargada del programa.  

Mientras a medida que pasan los días el país conoce nuevas historias de las personas, familias y comunidades que están golpeadas por esta catástrofe, el llamado que se escucha cada vez con mayor fuerza desde nuestra Iglesia es el siguiente:

«Debemos mejorar nuestras forma de habitar los territorios , todos estamos llamados a cuidar nuestra "Casa Común", el entorno que habitamos  y así evitar enfrentar nuevos desastres como los últimos conocidos este año».

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