Una de las dificultades de la vida puede ser la constante incertidumbre en la que vivimos. Después de todo, cuando nos despertamos por la mañana, no sabemos realmente qué nos deparará el día a nosotros o a nuestros seres queridos.
Ansiedad e incertidumbre
Con esta falta de control total sobre tu vida, también tienes que considerar la incapacidad de confiar en las emociones de los demás y sus sentimientos. Esto puede dejarte en un estado real de ansiedad y estrés. Es posible que no pueda comer adecuadamente o que dependa demasiado de las diversiones inútiles para ayudarlo a enfrentar lo desconocido mientras mantiene la esperanza en su corazón.
Hace poco le dije esto a un amigo mío que estaba teniendo problemas con una nueva relación. Después de un mes de salir con alguien que fue su amor en la escuela secundaria hace más de tres décadas, su estómago estaba en constantes nudos.
Rápidamente se volvió a enamorar de su anterior pretendiente, pero después de una relación difícil, se quedó en una relación permanente. No era el tipo de ansiedad que muchos de nosotros sentimos al comienzo de una relación; tenía un miedo profundamente arraigado al rechazo.
Como me explicó, pasó tiempo revisando sus cuentas de Instagram y Facebook para ver si estaba en línea. Si él no respondía a sus mensajes de texto, inmediatamente se temería lo peor. Y lo frustrante de todo era que ella sabía que se estaba comportando de manera irracional.
Paciencia y fe
Entonces, para ayudarla a lidiar con sus sentimientos y abrazar lo desconocido, le sugerí que repitiera las palabras «paciencia» y «fe» una y otra vez en momentos de pánico. Paciencia en el sentido de que no todos tenemos el mismo ritmo de vida y también que Dios puede haber fijado su propio marco de tiempo para su camino en la vida.
Mientras repetía la palabra «fe», se recordó a sí misma que debía tener fe en que pase lo que pase, debe confiar en que su Padre Celestial lo ha planeado para ella.
Este uso de la repetición puede calmar el estrés y ayudarlo a tomar tierra en momentos de pánico. Y cuanto más lo dices, más empiezas a entender realmente el significado de esas dos palabras y te da la esperanza de que lo peor aún no está por venir.