La sabiduría de grandes santos que han luchado contra las armas a lo largo de la historia sigue teniendo poder para promover la paz en el mundo actual. Por eso, en la Semana del desarme, proponemos algunas frases que muestran dónde está la verdadera fuerza.
San Pablo
Hubo un tiempo en que Paulo de Tarso usó la espada para perseguir y matar creyendo servir a Dios. Pero a partir de su conversión al cristianismo, dejó de usar toda arma violenta. En sus cartas (2 Corintios 10, 3 y Hebreos 4,12) explicó por qué:
"Humana es mi condición, pero no lo es mi combate. Nuestras armas no son las humanas, pero tienen la fuerza de Dios para destruir fortalezas: todos esos argumentos y esa soberbia que se oponen al conocimiento de Dios".
"Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón".
San Agustín
Otro famoso converso, san Agustín de Hipona, rechazó también las armas. Sus numerosos escritos y sermones muestran que prefería usar la palabra, el razonamiento, la persuasión, para promover la justicia, la verdad y la paz.
"Matad la guerra con las palabras de las negociaciones, pero no matéis a los hombres con la espada".
San Ignacio de Loyola
Iba para soldado pero, justamente, quedar herido y necesitar un tiempo de recuperación le permitió al fundador de los jesuitas descubrir otro tipo de combate, el espiritual.
En su autobiografía, san Ignacio habla del cambio que experimentó entonces respecto a las armas:
"Se determinó de velar sus armas toda una noche, sin sentarse ni acostarse, más a ratos en pie y a ratos de rodillas, delante el altar de nuestra Señora de Monserrate, adonde tenía determinado dejar sus vestidos y vestirse las armas de Cristo".
San Juan XXIII
En su encíclica Pacem in terris el Papa san Juan XXIII ofreció una completa hoja de ruta para lograr la paz. Es válida para cualquier circunstancia conflictiva. De ella son estas perlas de sabiduría:
"Las relaciones internacionales, como las relaciones individuales, han de regirse no por la fuerza de las armas, sino por las normas de la recta razón, es decir, las normas de la verdad, de la justicia y de una activa solidaridad".
"La justicia, la recta razón y el sentido de la dignidad humana exigen urgentemente que cese ya la carrera de armamentos; que, de un lado y de otro, las naciones que los poseen los reduzcan simultáneamente; que se prohíban las armas atómicas; que, por último, todos los pueblos, en virtud de un acuerdo, lleguen a un desarme simultáneo, controlado por mutuas y eficaces garantías".
"Una paz internacional verdadera y constante no puede apoyarse en el equilibrio de las fuerzas militares, sino únicamente en la confianza recíproca".
San Pablo VI
En un discurso a los representantes de los Estados durante una visita a la ONU el año 1965, el Papa san Pablo VI indicó el desarme como el primer camino hacia la paz.
"Es necesario ponerse decididamente en camino hacia la nueva historia, la historia pacífica, la que será verdadera y plenamente humana, la misma que Dios ha prometido a los hombres de buena voluntad. 'Los caminos están trazados delante de vosotros: el primero es el del desarme'"
"Si queréis ser hermanos dejad caer las armas de vuestras manos: no es posible amar con armas ofensivas en las manos. Las armas, sobre todo las terribles armas que os ha dado la ciencia moderna antes aún de causar víctimas y ruinas engendran malos sueños, alimentan malos sentimientos, crean pesadillas, desafíos, negras resoluciones, exigen enormes gastos, detienen los proyectos de solidaridad y de trabajo útil, alteran la psicología de los pueblos".
San Juan Pablo II
Uno de los pacificadores más destacados del siglo XX es el Papa polaco san Juan Pablo II. En un mensaje a la segunda sesión especial de la ONU sobre el desarme en 1982, reiteró que el desarme es prioritario.
"Los armamentos, las armas nucleares y el desarme son demasiado importantes en sí mismos y para el mundo como para que se conviertan simplemente en una parte de una estrategia que explotaría su importancia intrínseca en favor de una política o de otros intereses".
"Intentar volver a poner nuestro mundo en su sitio, eliminar de él la confusión de los espíritus engendrada por la mera búsqueda de intereses y de privilegios o por la defensa de pretensiones ideológicas: ésta es la tarea absolutamente prioritaria si se desea llegar a profesar en la lucha por el desarme".
Santa Teresa de Calcuta
Premio Nobel de la Paz en 1979, santa Teresa de Calcuta es famosa por sus obras de caridad con los pobres en la India. También sus palabras ofrecen una contribución significativa a la paz.
En una carta que escribió en 1991 a los presidentes de los Estados Unidos y de Irak para intentar impedir la guerra, lanzó una advertencia vigente hoy:
"Puede que, a corto plazo, haya ganadores y perdedores en esta guerra que todos repudiamos, pero eso jamás podrá justificar el sufrimiento, el dolor y la pérdida de vidas humanas que causarán sus armas".