Este año, cerca de 3 mil 700 millones de personas de 75 países en el mundo van a ir a las urnas. Casi la mitad de la población mundial está convocada a emitir su voto. México no es la excepción. El padrón electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) registra 98 millones de votantes. De ellos, 15 millones son jóvenes que van a ir a las urnas por primera ocasión en su vida.
Al menos siete de cada diez jóvenes que votan por primera vez en México provienen de hogares católicos, lo mismo que sucede con el total de votantes convocados para elegir cerca de 21 mil cargos públicos el domingo 2 de junio.
Por este motivo, es importante conocer la opinión de Luis Hernández, director de la plataforma Voto Católico y resaltar una de sus convicciones: que ejercer el voto es algo más que un deber cívico, es una obligación moral para el creyente.
Aleteia: ¿Cómo ves, desde tu perspectiva, el proceso electoral que se avecina en México?
Luis Hernández: En estos comicios se decidirá la continuidad de un modelo ideológico que en los últimos cinco años ha fracturado sensiblemente el orden jurídico e institucional construido a lo largo del siglo XX y ha atentado contra la vida, la familia, la dignidad humana, las libertades fundamentales, la legalidad, la salud, seguridad y el derecho a la educación de calidad de los niños y jóvenes.
Durante muchos años la abstención ha sido la que ha ganado en las elecciones ¿no es así?
La participación del mayor número de mexicanos debe ser el imperativo en estas elecciones, desde los diferentes frentes informativos o sociales tenemos la gran responsabilidad de concientizar a nuestras audiencias, familiares y amigos sobre la importancia de participar, de decidir por la opción política registrada que en conciencia consideren sea la mejor opción para nuestro país.
A los católicos mexicanos -dicen algunos pensadores- el régimen los metió en un gueto y seguimos metidos en ese gueto. ¿Tú lo ves así o hay un catolicismo que despierta?
Me parece que existe un catolicismo que está despertando, quizás ahora se encuentre un poco dividido y desarticulado por las inercias propias del proceso electoral, pero empieza a despertar.
¿Puede extenderse este despertar?
El reto en este sentido será lograr que los católicos decidamos actuar en todos los ámbitos de la vida social a los que nos interpela la Doctrina Social de la Iglesia y salir del círculo de vida y familia en el que por momentos parecemos estar encasillados.
¿Qué hay de la participación de los jóvenes católicos?
La narrativa utilizada por los medios de comunicación, los partidos políticos y las organizaciones sociales para transmitir la realidad nacional, no logra conectar con ellos. Palabras como ideologías, derecha, izquierda, progresistas, conservadores parecen ya no representar nada para la mayoría de los jóvenes.
¿Cómo darle la vuelta a esta situación?
Tal vez sea necesario empezar por incentivar la generación de nuevos contenidos, foros espacios de participación donde ellos mismos -a partir de sus intereses, lenguaje, necesidades y causas- encuentren el sentido y utilidad de participar en la vida pública.
¿Votar por el mal menor o por el bien posible?
En un proceso electoral tan importante como el que se avecina eso es a lo que como hombres y mujeres de bien debemos aspirar: lograr de cara a las enseñanzas del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, el mayor bien posible para México, nuestra familia, hijos y nietos. Para ello nuestra decisión debe ser lo más formada, informada y razonada que sea posible.