A veces las discrepancias parecen más fuertes que la unión, y el mal espíritu de la discordia enrarece la convivencia. Incluso puede surgir la idea de romper la relación. Pasa también en la Iglesia, como en cualquier familia.
San Pablo invita a velar por la comunión: "Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio de su propia sangre”.
Una manera de favorecer la unidad es sencillamente pedírsela a Dios. Jesús mismo rezó en este sentido a su Padre: “que sean uno como nosotros somos uno…”.
Puedes hacerlo con esta oración -inspirada en las reflexiones del Papa Benedicto XVI recogidas en la exhortación Sacramentum Caritatis, propuesta por la conferencia episcopal de Estados Unidos.
Oración
Cristo Jesús,
que te entregaste por el bien de todos
venimos ante Ti
como hermanos y hermanas
pero estamos divididos
y a veces, incluso somos hostiles
destrozándonos unos a otros;
nos acercamos al altar indignamente
para pedirte perdón.
Muévenos, en cambio
hacia el encuentro
la escucha
el diálogo
la reconciliación, y
hacia un compromiso para construir tu reino
por el bien de todos.
Cúranos, restáuranos,
une a tu familia dividida, Señor
a través del poder de la Eucaristía
supera nuestras divisiones.
Danos corazones sinceros
ayúdanos a abrirnos y a no cerrarnos
dispuestos a encontrarnos
y listos para escucharnos unos a otros.
Que, en tu cuerpo partido y entregado por el mundo
encontremos la paz y la unidad en ti, Señor Jesús.
Amén
Un reto permanente
La comunión es un reto permanente. En muchos tiempos y lugares es amenazada. Ahora, por ejemplo, en una comunidad religiosa de la diócesis española de Burgos.
La superiora de las clarisas de Belorado asegura en Instagram “no nos vamos de la Iglesia” tras la difusión de informaciones confusas sobre su fidelidad al catolicismo.
Su obispo, Mario Iceta, se muestra perplejo por los signos de acercamiento de las monjas a una organización cismática y expresa su deseo de reencauzar la situación a través del diálogo y la oración.
Por su parte, la comisión episcopal para la vida consagrada pidió la “apertura de todas las hermanas de la comunidad al diálogo”.
Esta entidad de la conferencia de obispos de España también se comprometió a “seguir esforzándonos en trabajar por la comunión fraterna en la Iglesia, evitar posturas extremas y polarizaciones; incrementar el discernimiento espiritual en la vida cotidiana, personal y comunitariamente; crecer en la escucha a los hermanos a la luz del Espíritu Santo, como el camino sinodal indica, y cuidar las relaciones fraternas entre todos los miembros de la Iglesia”.
“Morir en obediencia”
El Monasterio de Santa Clara de Belorado acoge la espiritualidad franciscana desde el año 1358.
La comunidad de clarisas que lo habita actualmente explica en su web que quiere “hacer realidad en este momento histórico el testamento que nos dejó Santa Clara a sus hijas: Vivid siempre en la Verdad para morir en obediencia, no viváis la vida de fuera, puesto que la del Espíritu es mejor”.
Tras las discrepancias que han surgido con las autoridades diocesanas, una de las 15 monjas que constituyen la comunidad se ha ido a otro monasterio.
El arzobispado de Burgos invitó este lunes a no participar en los actos litúrgicos del monasterio de clarisas de Belorado porque el joven que dice celebrar allí la Eucaristía no pertenece a la Iglesia católica.
Monseñor Iceta ha expresado su esperanza en que no se rompa la comunión en la Iglesia y está propiciando el diálogo y orando de una manera especial por ello.