"He aceptado el hecho de que no voy a envejecer", son las palabras de Rachel Burns, una joven de 22 años de Belfast (Irlanda), que resultan aún más impactantes cuando se toma en cuenta que el año pasado fue madre de una niña y que, evidentemente, no tendrá mucho tiempo para estrechar lazos con ella.
La salud de Rachel empezó a deteriorarse hace ocho meses, cuando empezó a experimentar fuertes dolores de cabeza y molestias oculares. Le diagnosticaron sequedad ocular, pero los síntomas persistían y empeoraban. El dolor era insoportable y un día acabó en urgencias.
Tumor cerebral
Pasó muchos días más en el hospital, donde, tras meses agotadores, los médicos descubrieron la causa de su malestar. Una resonancia magnética reveló una gran masa en su cerebro: un tumor cerebral con una rara y agresiva mutación que se extendía por su columna vertebral. Debido al tamaño del tumor, no pueden operarla. Su pronóstico es malo y los médicos le dan solo unos meses de vida.
Además de los tratamientos de radiación, un rayo de esperanza para esta joven madre es la investigación clínica en Alemania que podría ayudar a prolongar su vida. Pero el coste del tratamiento -viajes incluidos- podría ascender a decenas de miles de euros si Rachael cumple los requisitos.
"Si existe la posibilidad de que pueda vivir más tiempo, no importa cuánto, haré todo lo que esté en mi mano para que así sea".
Sus allegados también están deseando que Rachel tenga la oportunidad de ver crecer a su pequeña Raeye.
Tras conocer el diagnóstico, Jennifer, la madre de Rachel, organizó una campaña de recaudación de fondos en Internet para costear su tratamiento. Escribió: "No dejaremos que las preocupaciones económicas se interpongan en la lucha por la vida de Rachel ni que les roben a ella y a su hija un tiempo precioso juntas".
Además del tratamiento médico, los fondos recaudados "pretenden proporcionar a la familia seguridad económica en caso de que ocurra lo peor. Nadie debería pasar tan rápidamente de celebrar el primer cumpleaños de un hijo a enfrentarse a una enfermedad terminal".
En menos de 24 horas desde el inicio de la campaña de recaudación de fondos para ayudar a financiar el tratamiento, se recaudó un tercio de los fondos necesarios para el tratamiento. Rachel ha recibido mucho apoyo en los últimos días. Está agradecida por todas las donaciones y se siente conmovida por el hecho de que tanta gente la apoye y se preocupe por su salud.
"Lo damos todo por sentado hasta que..."
A pesar de su pronóstico pesimista, no se rinde. "Siento que me he perdido muchas cosas en los últimos meses porque he estado muy enferma e insegura, así que ahora sólo quiero vivir cada día al máximo", declaró al Belfast Telegraph. "Quiero hacer tantas fotos y recuerdos como sea posible. Me encantaría viajar e irme de vacaciones con mi hija, pero eso depende de mi tratamiento".
"He asumido el hecho de que no voy a envejecer, no voy a estar ahí para los cumpleaños de mi hija, para celebrar las próximas Navidades y sus corazones rotos. Es duro para mí. Lo damos todo por sentado hasta que nos damos cuenta de que se nos escapa de las manos".
Valora más el tiempo que le dedican que el diagnóstico: "Cuando te das cuenta de que tu tiempo es limitado, cada día parece más especial, haces un esfuerzo por salir y hacer algo en lugar de quedarte sentada en casa".
Espera que su hija pequeña crezca sabiendo que hizo todo lo que pudo para estar a su lado. "Ahora es el momento de no perder la esperanza. Encontraré la forma de reducir este tumor, y tanto si me dan meses como años, los aprovecharé".