Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
El Evangelio de hoy nos presenta una escena clave en la misión de Jesús: el envío de los Doce apóstoles. Jesús llama a los Doce y los envía de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros y encargándoles predicar la conversión. Este pasaje nos ofrece profundas enseñanzas sobre la misión, la fe y la confianza en Dios.
En este pasaje, Jesús envía a sus apóstoles a llevar a cabo la misión de predicar el arrepentimiento, sanar a los enfermos y expulsar demonios. Les instruye sobre cómo deben proceder: no llevar nada para el camino excepto un bastón, ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinturón, sino sandalias, y no llevar dos túnicas. También les dice que, dondequiera que entren en una casa, se queden allí hasta que salgan del lugar, y si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, al salir sacudan el polvo de sus pies en testimonio contra ellos.
Este pasaje nos brinda varias lecciones importantes sobre la misión cristiana y nuestra relación con Dios.
1El llamado a la misión
Jesús llama y envía a sus apóstoles a participar en su misión. Este llamado no es solo para los Doce, sino para todos nosotros. Como discípulos de Cristo, también estamos llamados a llevar el mensaje del Evangelio al mundo. La misión de predicar, sanar y liberar es una tarea continua que la Iglesia ha heredado de Jesús y sus primeros apóstoles. Debemos estar dispuestos a ser enviados y a participar activamente en la misión de la Iglesia.
2La fe y la confianza en Dios
Las instrucciones de Jesús a los apóstoles destacan la importancia de la fe y la confianza en Dios. Al decirles que no lleven nada para el camino, Jesús les enseña a depender completamente de la providencia divina. Esto es un recordatorio para nosotros de que, en nuestra misión y en nuestra vida diaria, debemos confiar en que Dios proveerá todo lo que necesitamos. Nuestra seguridad no debe depender de las cosas materiales, sino de nuestra fe en Dios.
3La simplicidad y la humildad en la misión
Jesús instruye a los apóstoles a llevar solo lo esencial. Esta simplicidad es una lección de humildad y desprendimiento. En un mundo que a menudo valora la acumulación de bienes y la seguridad material, Jesús nos llama a vivir de manera sencilla y humilde, confiando en la providencia divina. La simplicidad nos permite centrarnos en lo verdaderamente importante: la misión de anunciar el Reino de Dios.
4La acogida y el rechazo
Jesús prepara a sus apóstoles para enfrentar tanto la acogida como el rechazo. Les dice que, si no los reciben ni los escuchan, sacudan el polvo de sus pies en testimonio contra ellos. Esta instrucción nos recuerda que no todos estarán dispuestos a aceptar el mensaje del Evangelio, y eso está bien. Nuestra tarea es sembrar la semilla; el crecimiento y la aceptación dependen de Dios y de la respuesta individual de cada persona. No debemos desanimarnos ante el rechazo, sino continuar con nuestra misión con fe y perseverancia.
Conclusión
Queridos hermanos y hermanas, el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra propia llamada a la misión. Jesús nos envía a llevar su mensaje de amor, arrepentimiento y sanación al mundo. Nos llama a confiar en la providencia de Dios, a vivir con sencillez y humildad, y a perseverar en nuestra misión incluso ante el rechazo.
Que este pasaje nos inspire a renovar nuestro compromiso con la misión de la Iglesia y a confiar plenamente en el amor y la provisión de Dios en nuestras vidas. Recordemos siempre que, como discípulos de Cristo, estamos llamados a ser portadores de su luz y esperanza en un mundo que tanto lo necesita.
Amén.
Domingo XV del Tiempo Ordinario
Segunda lectura: Ef 1, 3-10
Evangelio: Mc 6,7-13