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‘En tierra de santos y pecadores’: Ayuda y redención

Película En tierra de santos y pecadores
José Ángel Barrueco - publicado el 01/08/24
Dos thrillers sobre ayudar al prójimo como método de redención (segunda parte)

La semana anterior hablábamos de Desperation Road, una película en la que colaboraba Mel Gibson y que comparte algunos paralelismos con En tierra de santos y pecadores: para empezar, también hay una estrella en plena madurez al frente del reparto, en este caso Liam Neeson. Aunque su personaje no es alguien que, como el del protagonista de aquella, cometiera un error deliberado: aquí es Finbar Murphy, un viudo desencantado tras la guerra que acabó metiéndose a ejercer de sicario. Estamos en la Irlanda rural de los años 70, cuando la rivalidad entre católicos y protestantes está en su apogeo, y Murphy lleva a cabo su última ejecución. 

Al principio del filme, el sicario recibe un encargo. Cuando está a punto de eliminar al hombre, éste le cuenta que de joven fue feroz e impulsivo, que contribuyó a algunas matanzas pero que luego trató de limpiarse, de integrarse en la comunidad y dejar atrás un pasado negro:

“Hice lo que pude por quienes me rodeaban”. Y luego añade: “Es aquí donde acaba la gente como nosotros. En algún terreno pantanoso azotado por el viento. Trata de hacer algo bueno antes de terminar aquí. Tienes poco tiempo”. 

Murphy termina el trabajo, pero esas palabras del hombre dejan huella en él. Cuando va a ver a su jefe, Robert (Colm Meaney), quien suele encomendarle estas tareas de ejecución, le dice que no quiere otro encargo. Para él esto se ha terminado: “He tomado toda mi vida malas decisiones, Robert. Desde que Margaret murió, ¿sabes? Quiero decir, soy más que esto. Me gustaría que la gente lo viera”.

Murphy está planteándose plantar un jardín, leer a Dostoievski con calma, flirtear con su vecina, cosas así. Una vida contemplativa, serena, sin sobresaltos.

Película En tierra de santos y pecadores
Kerry Condon en el papel de Doireann

Mientras Murphy se adapta a esa nueva trayectoria, por otro lado tenemos al personaje de Doireann (Kerry Condon), una mujer del IRA que, junto a tres de sus hombres, se refugia en el mismo entorno rural irlandés tras un atentado que salió mal al segar las vidas de civiles. Murphy no tardará en cruzar su camino con el de Doireann y esos tres individuos. 

Para ser un santo hay que ser un pecador

Al igual que sucedía con el personaje de Garrett Hedlund en “Desperation Road”, aquí Liam Neeson trata de ayudar a los demás. Primero trata de socorrer a una madre y a su hija pequeña, quienes están amenazadas por uno de los hombres de Doireann. Pero también quiere apartar del camino del crimen a Kevin (Jack Gleeson, a quien recordamos por su estremecedor papel de Joffrey en Juego de Tronos), el joven sicario que también trabaja para Robert.

“No tendrás que usar un arma nunca más. Eres joven. Encuentra otra cosa que hacer. Ve a California. No digo que debas ser un santo o algo parecido. No desperdicies tu vida haciendo esto”, le aconseja. Sin embargo Kevin afirma que, para ser un santo, primero hay que ser un pecador. No quiere perderse los problemas.  

Esa alusión al tema religioso, ya implícita en el título, acaba desembocando en un final que transcurre en el interior apacible de una iglesia, de noche, y con uno de los personajes haciendo el acto de contrición: “Hice lo que hice. Y tuve mis razones. El Señor las conoce”. 

Película En tierra de santos y pecadores

Como sucedía en Desperation Road, los personajes se redimen tratando de hacer lo correcto. Otro de los paralelismos es que, aunque la trama de los sicarios y los terroristas invita a un sinfín de tiroteos y puñetazos, tampoco aquí abundan: el director, Robert Lorenz (quien dirigió a Clint Eastwood en Golpe de efecto y al propio Neeson en El protector), se toma su tiempo para reflejar los estados de ánimo de los personajes y las consecuencias de sus conductas, dejando la acción como mero acompañamiento inevitable. 

Neeson brilla en la piel del hombre viudo, torturado y arrepentido; como dice una de las frases promocionales del filme, es alguien “Perseguido por el pecado. Cazado por pecadores”. Sin embargo, es Kerry Condon, en el papel de la asesina del IRA, la sorpresa de la película. La actriz ya había destacado en otro drama rural irlandés con tensiones de por medio, Almas en pena de Inisherin, y aquí demuestra su potencial como intérprete, en un papel que requiere ferocidad y contundencia.

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