La Iglesia católica asegura que cada celebración litúrgica que celebra es una combinación de palabras y acciones. La liturgia, especialmente la Misa, nunca es unidimensional, centrándose solo en un tipo de comunicación.
El encuentro de los hijos de Dios con su Padre
El Catecismo de la Iglesia Católica continúa su reflexión sobre la liturgia explicando la importancia de las palabras y las acciones:
"Una celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y el Espíritu Santo; este encuentro toma la forma de un diálogo, a través de acciones y palabras. Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero la Palabra de Dios y la respuesta de fe tienen que acompañarlas y darles vida, para que la semilla del Reino pueda dar su fruto en tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra de Dios: tanto su libre iniciativa como la respuesta de fe de su pueblo".
La Misa, por ejemplo, nunca es simplemente la lectura de la Biblia. Por el contrario, incorpora una serie de acciones que acompañan a la lectura de las Escrituras y que nos ayudan a entrar en lo que está sucediendo ante nosotros:
"La liturgia de la Palabra es parte integrante de las celebraciones sacramentales. Para alimentar la fe de los creyentes, hay que subrayar los signos que acompañan a la Palabra de Dios: el libro de la Palabra (un leccionario o un libro de los Evangelios), su veneración (procesión, incienso, velas), el lugar de su proclamación (atril o ambón), su lectura audible e inteligible, la homilía del ministro que prolonga su proclamación y las respuestas de la asamblea (aclamaciones, salmos de meditación, letanías y profesión de fe)".
Unión de palabras y acciones
Palabras y acciones se unen en cada celebración de los sacramentos, hablando a todo nuestro ser:
"La palabra y la acción litúrgicas son inseparables tanto en cuanto son signos e instrucción como en cuanto realizan lo que significan. Cuando el Espíritu Santo suscita la fe, no solo da a entender la Palabra de Dios, sino que, a través de los sacramentos, también hace presentes las 'maravillas' de Dios que ésta proclama. El Espíritu hace presente y comunica la obra del Padre, realizada por el Hijo amado".
Las acciones de la Misa están diseñadas para acentuar las palabras que se pronuncian, dándoles mayor énfasis y hablando un lenguaje litúrgico que solo es posible gracias a los movimientos físicos.