Mateo vivía en Cafarnaum, un poblado pesquero a orillas del mar de Galilea. Su nombre en hebreo significa “don de Dios”. También era conocido como Leví, hijo de Alfeo.
Era recaudador de impuestos para el Impero Romano, que ocupaba Palestina, y por eso la gente lo despreciaba.
Un día, Jesús lo llamó.
Inmediatamente, él "se levantó y lo siguió" abandonando cualquier riqueza. Se convirtió en uno de sus doce apóstoles y su vida cambió totalmente...
Uno de los cuatro Evangelios lleva su nombre. El arte clásico ha expresado la creencia de que un ángel le inspiró para escribirlo.
El Evangelio según san Mateo empieza con la genealogía e infancia de Jesús, y destaca especialmente su humanidad.
La misión de Mateo
Se dice que Mateo predicó en Judea y evangelizó Etiopía, que convirtió al rey al cristianismo, y también a su hija Efigenia.
También que el nuevo rey quiso que la convenciera para casarse con él, a lo que Mateo se negó. Y que lo pagó con su vida.
Sus restos mortales se veneran actualmente en la catedral de la ciudad italiana de Salerno, de la que es patrón.
Mateo también es el santo patrono de los recaudadores de impuestos, funcionarios de aduanas, especialistas en impuestos, contables y banqueros, profesiones que tienen en común que rara vez son apreciadas por la mayoría.
Los católicos celebran su fiesta el 21 de septiembre, y los ortodoxos el 16 del mismo mes.