Quizás te sorprenda saber que el edificio más antiguo de América que todavía se usa para su propósito original está en Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos, y que es una iglesia católica del siglo XV donde todavía se celebra la santa Misa. La capilla de Juana de Arco fue originalmente construida en el valle del río Ródano, en Francia, en 1420, y transportada piedra por piedra a Estados Unidos en 1927. Actualmente es un elemento distintivo del campus de la Universidad Marquette a donde fue trasladada hace casi 60 años.
Una capilla con gran historia
En el inicio, esta capilla -construida durante varias generaciones- recibió el nombre de Capilla de san Martín de Sayssuel; sin embargo, después de la Revolución Francesa, fue abandonada y sufrió graves deterioros.
En 1920, la capilla fue redescubierta por el arquitecto e historiador Jacques Couelle, quien realizó estudios sobre la edificación y fotografió y enumeró cada una de sus piedras, lo que -posteriormente- posibilitaría su traslado al otro lado del mundo.
En 1927, Gertrude Hill Gavin, hija de un magnate del ferrocarril estadounidense, adquirió la capilla y la hizo enviar desde el pueblo de Chasse, en Francia, hasta la propiedad de su familia: un castillo francés que también habían comprado y transportado a Long Island, Nueva York. Poco después de estos traslados, Francia promulgó una ley que prohibía estas prácticas para proteger el patrimonio cultural del país.
La piedra de Juana de Arco
Gavin, que era gran devota de Juana de Arco, santa patrona de Francia y heroína de la Guerra de los cien años, recibió permiso del papa Pío XI en 1933 para celebrar Misa en el edificio y la carta todavía se expone en la nave.
Junto con la capilla, Gavin también adquirió un altar del siglo XIII y la piedra de Juana de Arco. Las leyendas dicen que Santa Juana oró a la Virgen María mientras estaba de pie sobre esta piedra antes de la batalla y, terminar su oración, se arrodilló y besó la piedra.
La leyenda también cuenta que la piedra siempre está más fría al tacto que las piedras de su alrededor y actualmente se encuentra en la base de un nicho en la pared detrás del altar.
En 1962 Gavin vendió el castillo y la capilla. La Universidad Marquette cuenta en su sitio web que cinco días antes de la fecha prevista para la mudanza de los nuevos dueños, la casa fue devastada por un incendio, pero la capilla se salvó milagrosamente de los daños.
Los Rojtman, nuevos propietarios, la donaron a la Universidad Marquette (una universidad jesuita ubicada en Milwaukee) y los trabajadores pasaron nueve meses desmontando la capilla piedra a piedra y etiquetándolas antes de cargarlas en los camiones que las transportarían.
La capilla reconstruida dentro del campus universitario incorporó 30 toneladas de elementos históricos de piedra y 18 mil azulejos históricos de terracota. Abrió sus puertas al público en 1966 y sigue atrayendo a cientos de fieles cada semana.
Desde entonces los servicios litúrgicos son públicos y populares entre los estudiantes y eso ha permitido que esta capilla continúe cumpliendo con el mismo propósito que pretendían sus constructores en 1420.
Como la propia universidad lo describe: esta capilla es un latiente "corazón sagrado nacido en la Francia medieval" que ha sido un imán "especialmente en momentos de alegría y tristeza".