Te lo he contado a lo largo de los años en mis escritos de Aleteia, me encanta visitar a Jesús en el sagrario.
Muchas veces lo encuentro tan solo y me duele profundamente. Si tuviésemos conciencia de su presencia VIVA en el sagrario de la iglesia católica, correríamos a verlo, miles, millones de católicos. Las iglesias estarían abarrotadas de fieles. Y jamás lo dejaríamos solo.
Jesús está VIVO
Piensa esto: es el Hijo de Dios, permanece por nosotros esperando que lo visitemos en cada sagrario de cada iglesia alrededor del mundo y apenas acuden un par de fieles y en ocasiones nadie. Me ha tocado llegar y verlo solo.
Muchas veces siento que desde el sagrario clama:
“Señor”, le respondo, “te queremos. Perdona nuestros desplantes. Muchos católicos no saben que estás aquí, en estos sagrarios abandonados, en medio de la humanidad, colmando nuestras almas con gracia abundantes. Te prometo que les escribiré de ti, para que todos lo sepan y vengan a verte y no se pierdan tantas gracias”.
Qué tristeza llegar a un oratorio y hallar solo a Jesús, prisionero de amor en el sagrario.
Atención a la luz roja
Pero, ¿qué es el sagrario? ¿Por qué están importante? ¿Por qué Claudio nos habla tanto del sagrario?
En Aleteia te lo explicamos todo. Lee este corto artículo que escribimos para ti.
A menudo le visito. Le llevo tus oraciones, mis inquietudes, y le cuento cómo fue mi semana.
Cuando vayas a verlo pregunta dónde tienen el sagrario y pon atención en una luz roja que debe estar encendida a su lado, es la lámpara del sagrario, te indica que allí está Jesús.
Necesitamos recordar que Jesús está ahí
Hermano sacerdote, necesitamos las gracias abundantes que nos quiere dar Jesús, te pido: “Háblanos del sagrario en tus homilías. Necesitamos recordar que allí está Jesús, esperando por nosotros”.
Amable lector, ¿me permites pedirte un favor? Cuando vayas a ver a Jesús en el sagrario dile: “Claudio te manda saludos”.
Gracias por tus oraciones.
Nos encanta que nos escriban y nos relaten sus aventuras con Dios. Te paso mi email personal:
cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!